Juan José Calle saluda el compromiso que se alcanza con el Gobierno para destrabar los proyectos retail. Refiere que algunas municipalidades no tienen la capacidad técnica para hacer ciertos análisis. Esto como un adelanto de lo que tratará en su ponencia “¿Cómo colaboramos en pro del desarrollo del sector?”.
¿Cómo fue el comportamiento de la industria de centros comerciales en 2019?
Crecimos un 6.6%, llegando a S/ 29,203 millones en relación al año anterior, y sobre esa cifra esperamos crecer este año un 9%.
¿Esperaban un mejor año?
Nuestra industria está en crecimiento en el país, por ello cada año se incorporan nuevos metros cuadrados por ampliaciones, nuevos proyectos, y tenemos que impulsar la industria. Aún estamos a un nivel de 2.7 centros comerciales por cada millón de habitantes, versus 5.6 en Chile o 4 en Colombia. Eso nos da la idea de hasta cuánto podemos crecer.
¿Cómo esperan lograrlo?
Por el lado de la demanda existe una parte desatendida, y de las marcas hay interés por seguir desarrollándose y crecer, por ende, se requieren más centros comerciales. Un ejemplo es San Juan de Lurigancho, con 1 millón 300 mil personas y recién hay un mall en camino, pero podría soportar tres o cuatro.
¿Seguimos siendo atractivos para los grupos de afuera?
Aún seguimos siendo atractivos para los inversionistas. Los recientes problemas en Chile hacen que grandes grupos quieran venir a nuestro país, capitales europeos y norteamericanos ven a Perú, junto con Colombia, Brasil y México, como un mercado atractivo. Hay tránsito de capital, hay marcas, hay demanda. Tenemos todos los elementos para crecer a dos dígitos en todos los años.
¿Algunos aspectos lo impiden?
El freno está por el lado regulatorio al querer obtener los estudios de impacto ambiental como vial, y escasez y costo de los terrenos que no generan la rentabilidad esperada para que este capital venga. También hay dificultad y lentitud para poder hacer los cambios de zonificación, porque transformar un paño (terreno) que hoy es industrial en comercial toma años.
¿Cuánto se puede dilatar un proyecto para salir adelante?
Muchos años; un proyecto nos puede demorar de tres a cinco años, o incluso más.
¿Qué impacto se ha generado?
Aportamos mucho más que algunos sectores y como industria queremos agilizar el tema, porque hay costos ocultos que se cargan a los proyectos y nadie es responsable. Por ejemplo, Real Plaza Puruchuco ingresó 10 años más tarde. ¿Quién se responsabiliza por los miles de empleos que genera este proyecto se hayan demorado en entrar?, ¿quién lo paga? Eso hubiera generado más consumo y a la vez un círculo virtuoso.
¿Se está dando alguna medida al respecto?
Se ha generado un compromiso con autoridades locales y regionales. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha constituido un grupo de destrabe de inversiones que nos ayuda para desatorar los proyectos de inversión inmediata en el país. Un problema es que tenemos un montón de municipalidades, y no todas tienen la capacidad técnica para evaluar los proyectos y poder ir sacándolos. Ayacucho y Huaraz tienen dos proyectos atrapados.
¿De qué manera se podrían agilizar estas inversiones?
Cuando se presenta un proyecto o un anteproyecto ante la municipalidad está bien que se hagan las observaciones que se requieran, y a la empresa le corresponde levantarlas. Una vez hecho esto debe fluir, pero lo que ha ocurrido es que sobre la subsanación se hacen nuevas observaciones, se vuelve a subsanar y más observaciones, originando un proceso que puede demorar años.
¿Cuántos proyectos nuevos se pueden anunciar para los próximos años?
Hay un stock de proyectos suficientes para alimentar los próximos cinco años, como en Iquitos, San Juan de Lurigancho, el del ex Cuartel San Martín, Camino Real, Chiclayo, Surco, entre otros. Debe haber unos 10 proyectos.