Reuters.- General Motors anunció que asumiría un cargo de hasta US$ 100 millones después que un juez ordenó la confiscación de su planta en Valencia el mes pasado, una decisión que motivó la paralización de sus operaciones en Venezuela.

El mayor fabricante de automóviles de Estados Unidos informó que hará una desconsolidación de su negocio en Venezuela tras la confiscación de su planta el 18 de abril por autoridades judiciales, lo que llevó a la firma a despedir a 2,700 trabajadores.

La planta no había producido un automóvil desde inicios del 2016 debido a la falta de partes y los estrictos controles de divisas.

GM, el líder del mercado en Venezuela durante 35 años, dijo que sus ejecutivos han expresado voluntad de "conversar con representantes del gobierno y con líderes sindicales sobre las circunstancias bajo las cuales sería posible iniciar producción y emplear a un número de empleados con un modelo de negocios nuevo y viable".

La producción total de vehículos en Venezuela cayó a un mínimo histórico de 2,849 autos en el 2016, alrededor de 75% menos que el año previo, según el grupo que reúne a los actores de la industria en el país.

En los primeros dos meses de este año, la producción total de autos de Venezuela fue de sólo 240 vehículos, un retroceso de 50% frente al mismo período del año pasado.

El declive en la producción de autos se produce en medio de serias protestas. El martes, la oposición en el país bloqueaba las calles para protestar contra la medida del presidente Nicolás Maduro de convocar una "Asamblea Constituyente".

Casi todos los vehículos producidos en Venezuela en los primeros dos meses de este año fueron ensamblados por Toyota Motor Corp, que en abril dijo que su planta funcionaba normalmente. Pero la compañía precisó que sólo estaba produciendo en base a las órdenes que ingresaban.

A principios del 2015, Ford Motor Co canceló su inversión en Venezuela cuando sufrió una amortización antes de impuestos de US$ 800 millones. La firma no fabrica vehículos actualmente en el país.

La crisis en Venezuela ha golpeado a muchas compañías estadounidenses, incluyendo a farmacéuticas y firmas de alimentos. Un creciente número de ellas, como GM, han removido a sus operaciones en Venezuela de sus cuentas consolidadas.