(Bloomberg).- Las empresas de tecnología han vendido más de US$ 100,000 millones en bonos en lo que va del año, cifra que parece ser elevada si consideramos que equivale al tamaño de la economía de , y la emisión de bonos se encamina a establecer un nuevo récord.

Pero no es así en realidad. Esto es apenas una gota en el balde de agua de estas compañías. Y sería sorpresivo si el desenfreno de los bonos de tecnología no se acelerara en los próximos meses y años. Ya este año, las tecnológicas han vendido tanta deuda con grado de inversión de Estados Unidos como en todo el 2015 y duplicaron el nivel del 2014.

, y Alphabet, sociedad matriz de , son responsables de más de 40% de las ventas de bonos de tecnología en 2016. Estas tres empresas en realidad no necesitan el dinero; poseen un monto combinado de US$ 423,000 millones en efectivo sumado a valores a largo y corto plazo. Pero la mayor parte de su efectivo está en el extranjero y si las compañías recurrieran a este dinero, tendrían que pagar los impuestos corporativos sobre la renta a Estados Unidos.

Los compradores de bonos están ayudando a reducir la brecha de efectivo. Microsoft esta semana vendió US$ 19,750 millones en bonos para reforzar el pago de la adquisición de LinkedIn que ha propuesto.

Apple hace poco vendió US$ 7,000 millones en bonos –su séptima venta de deuda multimillonaria en dólares desde el 2013– para financiar sus enormes recompras de acciones y los dividendos que paga a los accionistas. Alphabet está usando US$ 2,000 millones recién recibidos de las ventas de bonos para saldar deudas antiguas.

El efectivo combinado de Apple, Microsoft y Alphabet suma US$ 423,000 millones

En conjunto, las compañías están desembolsando cerca de US$ 4,600 millones para pagar los cupones de todos sus bonos. Esto equivale a menos de una semana de las ventas de Apple. Y es irrisoriamente insignificante comparado con los US$ 130,000 millones que estas empresas tendrían que pagar en impuestos si repatriaran el efectivo que mantienen en el extranjero.

Supongamos que Apple, Microsoft y Alphabet no recaudaran fondos a través de las ventas de bonos y optaran por traer el dinero a casa desde otro país. Tendrían que pagar cerca de US$ 59,500 millones en impuestos que, comparados con esos US$ 4,600 millones, parecen monedas de cambio.

Y esto es más que la ganga que parece. Estas compañías tecnológicas obtienen además un tratamiento fiscal favorable para incurrir en deudas porque todo interés pagado se deduce de sus ganancias antes de impuestos.

Aún más, estas empresas consiguen préstamos con tasas de interés incluso más bajas y por periodos más prolongados. Microsoft recién vendió US$ 2,250 millones en bonos que vencen en el 2056 y está pagando un cupón de 3.95%. Esto equivale al rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años en el 2007.

Nos preguntamos, por lo tanto, si los inversores deben ser cautelosos al comprar este tipo de bonos. Después de todo, ¿quién sabe cómo será el mundo en 40 años más? Consideremos que hace cuatro décadas, Microsoft tenía un año de vida. No obstante, los inversores no son tan cautelosos, luchan entre ellos para comprar estos bonos.

Hubo una demanda tan grande por los bonos de Microsoft que el gigante tecnológico terminó pagando una tasa menor a la que había ofrecido inicialmente y los precios de la deuda aumentaron aún más tras su venta inicial, cotizando a casi 2 centavos de dólar más caros a tres días de su emisión.

El único perdedor en esta historia es el recaudador de impuestos de Estados Unidos. ¿Es correcto que las leyes tributarias estimulen a estas compañías a apalancar sus balances contables en vez de pagar impuestos? Probablemente no, pero no se puede culpar a las empresas. Olvidemos a los bancos, las compañías de tecnología son los innovadores financieros modernos. Desde la perspectiva de las empresas, y desde la perspectiva de los compradores de sus bonos, es una decisión obvia.