General Electric. (Foto: Reuters).
General Electric. (Foto: Reuters).

Hubiera sido difícil imaginar que General Electric Co. perdiera US$ 200,000 millones de su valor de mercado hace dos años, pero una serie de revelaciones contables, combinadas con la débil demanda de turbinas de gas y una gran deuda, han hecho de lo impensable una realidad.

El dramático declive ha provocado que los inversores se pregunten cuál es el peor escenario posible mientras el nuevo máximo ejecutivo, Larry Culp, intenta llevar a cabo una transformación. Basándose en lo que suele suceder con las empresas bajo presión financiera, es fácil imaginar cuatro escenarios generales para GE, una compañía de 126 años que remonta sus raíces a los esfuerzos de Thomas Edison por beneficiarse de la electricidad.

Éxito

Una posibilidad es que Culp logre rápidamente transformar a GE para detener el colapso del precio de la acción. Si todo va según lo planeado, GE será una empresa más pequeña, más simple y más estable, con negocios que venden motores de aviones, equipos de generación de energía y turbinas eólicas. El crecimiento de los ingresos probablemente no será espectacular y es probable que los márgenes de ganancias continúen rezagados frente los líderes industriales, como Roper Technologies Inc. y 3M Co.

Pero GE tendría una oportunidad de recuperar una calificación crediticia más alta y reactivar el pago de dividendos, lo que ayudará a recuperar a los inversores. En el mejor de los casos, Culp venderá activos, disminuirá deuda y reducirá aún más el negocio financiero, GE Capital, sin gastar demasiado dinero. Un gran desafío radica en solucionar profundos problemas en la reconocida división de potencia GE, que produce turbinas de gas.

Culp tiene muchos incentivos: si puede restaurar el precio de las acciones de GE a su nivel de fines de 2016, podría registrar una ganancia inesperada de más de US$200 millones.

Sobrevivir

En otro escenario, GE, con sede en Boston, llega a una situación final similar, pero solo después de un largo y prolongado trabajo.

Los inversores están preocupados por la carga de deuda de la compañía de más de US$ 100,000 millones. Los bonos de GE se negocian como “basura”, aunque la compañía aún mantiene una calificación de grado de inversión.

GE, cuya calificación crediticia fue rebajada por las tres principales empresas calificadoras a tres niveles sobre el grado “basura” desde principios de octubre, enfrenta "riesgos de ejecución tanto en el negocio industrial como en el de GE Capital, relacionados con numerosas transacciones y cambios organizacionales", dijo Fitch Rating el 2 de noviembre.

GE no quiso hacer comentarios salvo mencionar sus fuentes de liquidez y su capacidad para aprovechar el mercado de papeles comerciales para las necesidades de capital de trabajo.

Fracaso financiero

Nadie predice la desaparición de GE. Sin embargo, el mercado, ha visto caer a gigantes antes. Lehman Brothers y Enron se han ido; General Motors quebró y sobrevivió gracias a un rescate de Estados Unidos. Para GE, las estrellas tendrían que alinearse contra la compañía para llevarla a la insolvencia. Una recesión económica que socava los negocios saludables de GE e impide la transformación de la unidad de energía, junto con un agujero financiero mayor al esperado en GE Capital, empeorarían la difícil situación de la compañía.

La última caída de GE "no es realmente sobre liquidez", dijo Steve Tusa, analista de JPMorgan Chase & Co., en una nota del 9 de noviembre. Sin embargo, mostró un panorama sombrío para GE, al señalar que la unidad financiera está perdiendo efectivo a una tasa de US$3.000 millones por año y que enfrenta un escenario de aumento en las tasas de interés.

Caballero blanco

A pesar de que GE no es ni la sombra de lo que solía ser, la compañía aún es grande. Con un valor de mercado de más de US$70.000 millones, se necesitaría un gran número de inversionista para rescatarla. Warren Buffett, quien otorgó a GE un préstamo de emergencia durante la crisis financiera de la década pasada, viene a la mente. Una mano del gobierno, similar al rescate automático, es muy poco probable.

También existe la posibilidad de una escisión y el fin de un ícono empresarial en EE.UU. GE ya ha dicho que planea escindir su negocio de salud. Su creciente división de aviación, descrita por Culp como una "joya de la corona", probablemente atraerá interesados o podría seguir su camino sola. El destino de la atribulada unidad de energía es mucho más difícil de predecir.

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