París (AFP).- La entre la farmacéutica y la multinacional agroquímica será un buen negocio a pesar del retroceso mundial del cultivo de productos transgénicos, aseguran los expertos.

En el 2015, el cultivo de retrocedió por primera vez tras 20 años de crecimiento sostenido, según un informe publicado en abril por la oenegé ISAAA (International Service for the Acquisition of Agri-Biotech Applications).

La caída del 1%, hasta un total 179.7 millones de hectáreas cultivadas, podría ser coyuntural, consecuencia de los bajos precios de algunas materias primas, según ISAAA, pero hay otros signos que apuntan a un retroceso más amplio de los organismos genéticamente modificados (OGM).

Es el caso de Burkina Fasso, el único país del oeste de África que había empezado a usar transgénicos en los años 2000 y que ha decidido abandonar completamente el algodón transgénico no por razones medioambientales sino porque no lo considera rentable.

Algunos agricultores también están reduciendo la superficie de cultivo de transgénicos y se quejan además de la poca eficacia de los pesticidas de la multinacional estadounidense.

"Hace cinco años casi el 100% de la soja y el maíz que cultivaba eran transgénicos. El año pasado sólo fueron 60%" explica a la AFP Silvesio de Oliveira, un agricultor brasileño con 1,500 hectáreas en la zona de Tapurah, en el estado de Mato Grosso, la principal región productora de soja y maíz del país.

También lamenta que el herbicida glifosato de Monsanto no mata todas las malas hierbas y se ve obligado a añadir otros. Además asegura que la rentabilidad es mejor en cultivos tradicionales que no en los transgénicos.

Un argumento que sin embargo rechazan los analistas. Aunque reconocen que plantar transgénicos es más caro, tienen una rentabilidad muy alta, como ha sido el caso en lo que va de año en Estados Unidos, uno de los países que más utilizan las semillas modificadas.

Apuesta de futuro.Según el agrónomo y economista Bernard Valluis, el debate sobre la rentabilidad de los transgénicos, que en Europa siguen teniendo "una imagen muy negativa", ya no tiene sentido frente a las nuevas técnicas de selección vegetal.

Estas NBT (New Breeding Techniques por sus siglas en inglés) modifican las plantas a largo plazo insertando genes que luego conservan sus descendientes.

"Los transgénicos sólo son un pequeña parte y ya forman parte del pasado", afirma Christian Huyghe, director científico de la revista Agriculture del Instituto Nacional para la Investigación Agronómica de Francia (Inra)

"Al comprar Monsanto, Bayer compra sobre todo una apuesta de futuro y no precisamente con los transgénicos", asegura Huyghe, recordando que Monsanto fue el primero en invertir en biocontrol (alternativas naturales a los pesticidas) mucho antes que en Europa.

En diciembre del 2013, la multinacional se alió con el danés Novozymes, numero uno de las enzimas alimentarias e industriales, para buscar soluciones basadas en microorganismos (bacterias, hongos, etc.). El objetivo es proteger los cultivos de enfermedades y aumentar la fertilidad y la productividad de las plantas.

Tras la fusión, que quieren cerrar en el 2017, el grupo será el líder mundial en semillas y pesticidas, con un presupuesto de investigación de 2,500 millones de euros.

El nuevo grupo también quieren invertir en la digitalización de la agricultura, un sector en plena expansión que permite recopilar gran cantidad de datos y optimizar la producción.