(Foto: Bloomberg)
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El banquero australiano Lex Greensill, fundador de la financiera que llevaba su nombre, asumió “toda la responsabilidad” por su quiebra, que provocó un escándalo en el de amplias repercusiones políticas y económicas.

El fundador de esta empresa de préstamos que se hundió en marzo, hizo una declaración breve pero muy esperada por videoconferencia ante la comisión del Tesoro del Parlamento británico.

“Asumo toda la responsabilidad de la quiebra”, dijo Lex Greensill, afirmando estar “triste por las más de 1,000 personas que han perdido sus puestos de trabajo”.

Entre sus clientes más afectados figura en particular el imperio del magnate del acero Sanjeev Gupta, que se encuentra ahora con serios problemas de liquidez.

Greensill atribuyó la quiebra a la retirada de la cobertura proporcionada por una aseguradora preocupada por la situación financiera del grupo.

Pero el nombre de este hombre, que se había mostrado muy discreto hasta ahora, quedará asociado a uno de los escándalos financieros más sonados de los últimos años.

Hijo de una familia de plantadores de caña de azúcar, Greensill fundó en 2011 una compañía especializada en préstamos a corto plazo a empresas para pagar a sus proveedores.

Su empresa creció hasta perderse de vista, pero el castillo de naipes acabó por derrumbarse cuando la pandemia de coronavirus debilitó a los clientes y, por tanto, la fiabilidad de las cuentas por cobrar sobre las que se había construido un modelo denunciado por sus detractores como piramidal.

A ello se sumaron dudas sobre la opacidad de su estructura y las sospechas de fraude contable.

El regulador financiero británico, la FCA (Financial Conduct Authority) reveló, en una carta dirigida al comité del Tesoro el martes, que había abierto una investigación sobre el asunto, señalando actuaciones “potencialmente de naturaleza criminal”.

El caso ha tenido repercusiones políticas en el Reino Unido y ha reavivado el debate sobre los estrechos vínculos entre las altas esferas de la política y las finanzas.

El ex primer ministro conservador británico David Cameron, que debe intervenir el jueves ante esta misma comisión del Tesoro, fue duramente criticado por ejercer presiones sobre el gobierno de Boris Johnson en nombre de Greensill, para quien trabajaba como asesor.