Ford
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El futuro de la industria automotriz está siendo puesto a prueba, y puede que las tribulaciones de y ofrezcan algunas lecciones.

La semana pasada, el presidente de Ford, Bill Ford, dijo que los accionistas deberían esperar algunos cambios "bastante grandes" el próximo año luego que el segundo mayor fabricante de tuviera que detener la producción de su popular camioneta F-150 debido a un incendio en una planta proveedora y sufriera bloqueos a las importaciones en China.

Eso seguiría a algunos drásticos cambios que ya fueron anunciados a principios de año. Para lidiar con un debilitado mercado de sedanes, Ford dijo que suspenderá la producción de ciertos modelos en América del Norte, además de que duplicará los recortes de costos con el objetivo de reducir los gastos en casi US$ 26,000 millones en los próximos cuatro años.

Los inversores fueron indolentes, causando un descenso del 9% de las acciones desde enero.

Mientras tanto, en una reciente llamada para discutir las ganancias, los ejecutivos de Toyota mencionaron en repetidas ocasiones una palabra tabú. Toyota solo gasta cerca del 3.6% de las ventas en I+D, menos que sus pares, pero se habló mucho sobre una revolución del siglo y automatización con un toque humano, todo lo cual requiere inversión.

Los inversionistas esencialmente ignoraron el hecho de que el repunte de las ganancias de Toyota proviene de reducir los costos más o menos al mismo ritmo que siempre lo ha hecho. La firma japonesa también presentó una sombría perspectiva de ventas, sin embargo, sus acciones repuntaron hasta un 3.9% a medida que progresaba la llamada.

Al igual que cualquier compañía automotriz que se dirige a territorio incierto, van por la vía de los recortes de costos. Las reducciones en Ford han sido mucho más pronunciadas que en Toyota.
Sin embargo, los inversionistas no deberían volverse complacientes.

Tome uno de los mayores gastos de Toyota en América del Norte. Los incentivos de comercialización han aumentado de forma sostenida, lo que ha ayudado a la empresa a impulsar las ventas. Pero están demostrando ser difíciles de eliminar sin que los volúmenes caigan.
La gran pregunta es ¿hasta dónde se pueden recortar los costos sin erosionar el gasto en I+D?

Ford gasta más del 5% en I+D como porcentaje de las ventas netas. Tiene 16 vehículos eléctricos que saldrán al mercado para el 2022, y durante el mismo período tiene la intención de reducir miles de millones del presupuesto.

A principios de este año, Ford dio a conocer un plan de US$ 11,000 millones para invertir en electrificación. La I+D aumentó un 9.6% el año pasado, en comparación con el 2.6% de Toyota. Dichos desembolsos obviamente afectan las ganancias y representan gastos en un futuro indeterminado.

Toyota, por su parte, recientemente creó una división de autos eléctricos, después de enfocarse en baterías de estado sólido durante muchos años. Su participación en el mercado de automóviles híbridos también ha disminuido.

Este enfoque exclusivo en el recorte de costos no es nuevo, y no siempre se ha desarrollado según lo previsto. Para limitar los gastos, los fabricantes de automóviles tradicionalmente han ejercido presión sobre los proveedores. Eso ha llevado a una consolidación de los productores de partes, pero también ha creado una dependencia indeseable de un puñado de operadores.

El incendio que afectó a Meridian Magnesium Products of America es un ejemplo que afecta no solo a Ford, sino que también a General Motors Co., BMW AG y Fiat Chrysler Automobiles NV. Goldman Sachs Group Inc. estima que Ford tendrá un impacto de US$ 350 millones en la Ebit por cada semana que la producción esté detenida.

Los fabricantes de automóviles, y los inversionistas, están comprensiblemente preocupados de cómo navegar por el camino lleno de baches que tienen frente a ellos.

Pero harían bien en mirar hacia adelante y pensar en su destino final de vez en cuando.

Por Anjani Trivedi

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños