Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

ha publicado una revisión por parte de expertos de los grandes bancos peruanos que cubre las cinco principales entidades en el país, comprendiendo aproximadamente el 89% de los activos del sistema bancario del Perú.

Sus volúmenes de negocios –concentrados en gran parte en Perú– se ubicaron entre US$ 39,000 millones y US$ 3,100 millones en el segundo trimestre del 2015.

Los cinco principales bancos del Perú –Banco de Crédito del Perú, BBVA Continental, Scotiabank Perú, el Banco Internacional del Perú y el Banco Interamericano de Finanzas– han continuado su crecimiento saludable aunque con un ritmo más lento que en años anteriores.

Los bancos peruanos mantuvieron su rendimiento, sólida calidad de activos, capital adecuado y financiación en general estable. Si bien persisten algunas diferencias, estos bancos cuentan con fuertes indicadores crediticios que se comparan muy bien con los de sus pares regionales y mundiales. Además, los cuatro primeros gozan de fuertes posiciones competitivas en un mercado abierto pero aún concentrado.

Después de un menor crecimiento económico, los bancos han ajustado su apetito por el riesgo y se centraron en productos minoristas garantizados y segmentos de menor riesgo. Como era de esperar, algunos indicadores de rendimiento han disminuido, pero los grandes bancos peruanos mantienen una rentabilidad saludable. La calidad de activos debería seguir disminuyendo, pero sigue siendo moderada y adecuadamente cubierta por las reservas.

Para los bancos peruanos, el principal reto ha estado del lado de la financiación, donde por lo general gozan de una liquidez adecuada, pero, cuando se desglosa por monedas, la liquidez es abundante en dólares y escasa en moneda local.

Una campaña sostenida para reducir los préstamos en dólares y facilidades de intercambio y repos de divisas por parte del Banco Central han contribuido a reducir la dolarización de los préstamos. La dolarización de depósitos aún no vuelve a su tendencia a la baja y debería hacerlo en el 2016-2017, una vez que las expectativas de depreciación retrocedan.

Mientras tanto, las inyecciones de liquidez en moneda local de los bancos centrales deberían ser suficientes para sostener el crecimiento.