Maqueta de la segunda planta de celulosa de UPM en Uruguay // Foto: UPM
Maqueta de la segunda planta de celulosa de UPM en Uruguay // Foto: UPM

La empresa finlandesa confirmó este martes una inversión de más de US$ 3,000 millones para construir una polémica segunda planta de producción de pasta de celulosa en

La inversión contempla US$ 2,700 millones para una planta industrial en el departamento de Durazno (centro) y US$ 350 millones en instalaciones portuarias y logística, según un comunicado de la empresa.

La usina comenzará a funcionar en el segundo semestre de 2022 y los trabajos de construcción arrancarán "de forma inmediata".

El gobierno uruguayo del izquierdista y UPM negociaron durante años un acuerdo -cuyos términos no fueron revelados a la población- para este emprendimiento industrial que se instalará sobre el principal río interno del país, el Río Negro.

El proyecto ha generado críticas de científicos, ambientalistas y ciudadanos de a pie que temen por el futuro del curso de , y de la oposición política, que cuestiona las concesiones del Ejecutivo a la empresa.

Promesa de empleo 
UPM promete crear miles de puestos de trabajo en un país que atraviesa un debilidad creciente del mercado del empleo, con una tasa de paro de 8.7% de la población activa a mayo y una tasa de empleo (que marca la cantidad de personas en edad de trabajar que efectivamente tienen trabajo) de apenas 56.8%.

"Durante la construcción, el sitio (industrial) empleará en su pico máximo unas 6,000 personas. Una vez finalizada (...) se estima que se crearán cerca de 10,000 empleos permanentes", señaló la empresa.

De los pocos datos que se conocen del acuerdo firmado entre la empresa y el gobierno del Frente Amplio resalta que la planta funcionará en un terreno en régimen de zona franca, con exoneraciones fiscales que otras empresas no tienen.
Según UPM, pagará anualmente por esos beneficios unos siete millones de dólares.

Una iniciativa polémica 
La construcción de esta planta industrial, la tercera "papelera" de gran porte en este país de 3.4 millones de habitantes, ha estado rodeada de polémica.

UPM afirma que la usina "representa lo último en tecnología en la industria" y promete "excelentes niveles de seguridad y desempeño ambiental" en consonancia con "recomendaciones internacionales para las plantas modernas". Además, asegura que "el desempeño ambiental de la planta se verificará con un monitoreo integral y transparente".

El abogado Hoenir Sarthou, del Movimiento ciudadano UPM II No, resumió en una columna reciente en el semanario Voces las críticas a lo que llamó la "saga de UPM2".

"Si alguien nos hubiese dicho, hace unos años, que un gobierno uruguayo construiría una vía férrea de casi trescientos kilómetros, mandatado y supervisado por una empresa privada, y que le asignaría a la empresa el uso preferencial y privilegiado de la vía, no lo habríamos creído", dijo sobre la principal condición de la empresa para la instalación de su nueva planta de celulosa.

"Lo mismo habría pasado si nos hubiesen dicho que se le aseguraría a una empresa el caudal mínimo del principal río del país, y que se alteraría el régimen de las aguas de ese río, inundando miles de hectáreas fértiles, para asegurarle a la empresa el agua que necesita (...) o de endeudarnos a todos durante generaciones para cumplir los compromisos con la empresa", añadió.

El candidato presidencial favorito en la oposición para las elecciones de octubre, Luis Lacalle Pou (Partido Nacional, centroderecha), recordó este martes en declaraciones a la radio local Carve las leyes de promoción de inversiones apoyadas por su colectividad pero criticó una "muy mala negociación" del gobierno de Vázquez que "entrega mucho" a una empresa extranjera.

De su lado, el expresidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1994-2000), durante cuyo segundo mandato se aprobó la política forestal que permitió la instalación de plantas de celulosa, opinó en la misma emisora que el anuncio marca "una nueva etapa para el país" en materia económica, pero criticó los "secreteos" que "impopularizaron esta inversión".

Proyecto a largo plazo 
El sector de la celulosa y la forestación en Uruguay supera a productos tradicionales como la carne en la balanza comercial, con ventas de pasta para papel y troncos de árboles sin procesar.

Según datos oficiales, en 2018 la industria forestal representó 24% de las ventas externas, y ha tenido un crecimiento de 7,4% anual promedio en los últimos diez años.

Un total de 17,000 personas en casi 1.,800 empresas trabajan en este sector.

En 2018, las exportaciones de celulosa representaron US$ 1,660 millones. 

Según datos publicados en el comunicado de la firma, el PIB de Uruguay podría aumentar 2% anual y las exportaciones 12% en valor a consecuencia de esta inversión.