Redacción Gestión

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(Bloomberg) Probablemente ya sea hora de que Sony cuelgue el cartel de "En venta" en su empresa de dispositivos.

En sólo seis meses, la división –que comprende a la sección que fabrica componentes para cámaras llamados módulos- ha pasado de ser un héroe a convertirse en un paria.

En octubre, Sony preveía que los dispositivos generarían 121.000 millones de yenes (US$1.100 millones) de ganancias operativas en el año que terminó el 31 de marzo, sólo por debajo de los servicios financieros. Esto le habría dado un margen operativo de 11.4%, cifra más respetable en un mercado mundial del hardware muy difícil.

En enero, Sony rebajó esa cifra a 39.000 millones de yenes, con una reducción del margen a 4.1%. La caída de la demanda de productos móviles –smartphones y tablets- afectaba las ventas tanto de los sensores como de los módulos, dijo en aquel momento, mientras que la utilidad operativa se veía también afectada por una reducción del valor de los activos en la empresa de baterías.

El jueves llegó otra reducción de valor. Con un anuncio sorpresivo, Sony recortó otros 59.600 millones de yenes del valor de la división de dispositivos, señalando a los módulos para cámaras como los culpables. Con ello eliminó un neto de 30.000 millones de yenes de la utilidad operativa del año: "Debido a una disminución de la demanda futura proyectada, Sony ha revisado su Plan de Mediano Alcance para la empresa de módulos para cámaras en el segmento de Dispositivos desde el período que comienza con el año fiscal cuyo fin opera el 31 de marzo de 2017".

Cómo fue que la división estrella se transformó en uno de los mayores lastres para Sony no puede explicarse en su totalidad por factores externos. Sin duda, el mercado móvil mundial se está desacelerando, pero los smartphones todavía registran crecimiento, en especial en la alta gama, ya que los consumidores están dispuestos a pagar más por componentes de calidad como las cámaras. Las caídas de los mercados de las PC y las cámaras digitales fijas tampoco pueden explicar el repentino cambio de suerte: esto es un tema desde hace unos años.

Sólo quedan entonces los factores internos. Si este verdaderamente es un problema macro, la repentina reducción de valor huele a incompetencia. Si, por el contrario, Sony perdió a un cliente clave, eso dice algo sobre su capacidad para retener a los grandes clientes o su dependencia de un número demasiado chico de clientes.

De cualquier manera, el hecho de que Sony dejara que se apagara su estrella indica que a la compañía, y a sus accionistas, le iría mejor si vendiera partes o la totalidad de la división de dispositivos a quien pudiera hacerla funcionar al máximo de su potencial.

La reducción más reciente hará descender el valor libro de la unidad a una magnitud más atractiva para cualquier comprador y aun así dejará margen para que Sony contabilice ganancias con la venta.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.

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