A pesar de la contracción de varios sectores económicos a causa de la pandemia, las agroexportaciones han mostrado un buen desempeño y se proyecta que puedan alcanzar, por lo menos, un crecimiento del 12%, cifra registrada el año pasado.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con cultivos como las paltas y las uvas, los espárragos ha mostrado un desempeño negativo durante el primer cuatrimestre.
De acuerdo con información de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (Agap), en dicho periodo las exportaciones de espárragos en valor FOB mostraron una caída de 11.76%.
Esta contracción se debe, en parte, al cierre de los aeropuertos. Los espárragos se transportan a sus mercados destino por vía marítima (canal mayoritario) y vía aérea. En este último caso, se pueden usar aviones aviones de carga, pero también de pasajeros.
“Se afectó el transporte aéreo”, afirma Lionel Arce, gerente general del Complejo Agroindustrial Beta. “Solamente tenemos aviones cargueros, pero más de la mitad del volumen se transporta en aviones de pasajeros y, al no haber tráfico aéreo, las tarifas han subido, porque no hay una oferta de bodega abierta”.
Según las cifras de Agap, el valor FOB de los espárragos exportados por vía aérea el primer cuatrimestre del 2020 reportó una caída de casi 24%.
La data disponible evidencia que los meses más críticos para los despachos vía aérea fueron marzo y abril, cuando solo se exportaron US$ 1 millón y US$ 2 millones, respectivamente. Los envíos registrados el 2019 fueron de US$ 6 millones y US$ 9 millones para dichos meses.
“Esa restricción ha generado problemas, sobre porque hay muchos esparragueros que son pequeños agricultores”, explica Gabriel Amaro, director ejecutivo de Agap.
Formalización
Además de las limitaciones en los envíos de espárragos, que eventualmente podrán recuperarse, este cultivo enfrenta otro problema, pero de corte estructural.
"El esparraguero es el más informal de todos los sectores agroexportadores del Perú", afirma Lionel Arce, de Complejo Agroindustrial Beta.
"Esto es algo que no ocurre con la palta, la granada, el mango, los cítricos, la uva o el arándano. Porque todos son cultivos certificados desde el campo. No es así en el caso del espárrago", agrega.
Arce comenta que, durante varios años los empresarios han solicitado a diferentes ministros de Agricultura la resolución de este problema. Y se avanzó mucho: en el país se ha certificado casi 18,000 hectáreas y quedaban pendientes aproximadamente 10,000 hectáreas.
"Con la gestión del ministro Jorge Montenegro, este proceso se detuvo, por más que se trataba de una gran oportunidad para formalizar", indica Arce.
La certificación de las hectáreas de espárrago da mayor competitividad y permite facilidades para el ingreso a países destino. Además, según calcula Lionel Arce, el cultivo certificado tiene un valor 30% mayor en el mercado.
Pero el proceso también ha tenido críticas, pues hay quienes consideran que esto genera barreras para los pequeños agricultores. “No es así —responde Arce—. Al contrario: esto no lo paga el agricultor, sino la cadena de distribución. Lo que buscamos es que todos tengan el mismo beneficio”.