Se habló que el sector salud fue uno de los más beneficiados durante el estallido de la pandemia. En efecto, por el covid-19, los ingresos a los centros de salud privado impulsaron las ventas de las clínicas, en un escenario donde incluso el gobierno intervino.
Lo cierto es que el resultado con el que acabaron las clínicas el 2020 no fue del todo óptimo. Esto se debe, según explica Jaime Moya, gerente de Salud de la Clínica Ricardo Palma, a que algunas clínicas, como el caso de ellos, terminarán en “azul tenue” pero otras, las que se enfocaron en la atención del covid-19, han terminado en rojo. En sí, “el año fue malo” y no se llegó a los niveles del 2019.
Esto se ha dado porque la atención ambulatoria es parte fundamental de los ingresos de la salud privada -entre un 30% y 40% dependiendo de cada clínica y la complejidad del proceso-, impactada por la reducción en las visitas ante el temor de la población por ir a lugares cerrados.
En cifras, entre enero y noviembre de 2020, en base a un análisis de ocho de las principales clínicas de Lima, se observó que en el caso de las consultas se llegó al 66% del 2019, en altas un 77% y en emergencias un 60%. “En algunos casos se avanzó pero hay un déficit acumulado”, sostuvo.
Año marcado
Para Moya, el tema en cuestión es la intensidad de la denominada segunda ola. “Pero nunca llegamos a salir de la primera. Si hay una ola intermedia, lo más probable es una reducción de atenciones ambulatorias y un incremento de la hospitalización de casos complejos de covid, eso puede incidir negativamente en el desempeño de los establecimientos de salud privada”, anota.
Pablo Yamurch, gerente general de la Clínica Internacional, coincide con Moya en ese aspecto. “Si tenemos un rebrote severo, parecido al del primer año, no creo que haya mucho espacio de recuperación; pero si tenemos un rebrote mucho más débil, como el que nosotros estimamos, puede haber un espacio de recuperación, mas no de crecimiento”, asevera.
Su idea es que en 2021 puedan tener una recuperación que los haga llegar a niveles de performance parecidos a los del 2019, sin que ello signifique crecimiento.
En el caso de la Clínica Internacional, su crecimiento en 2020 fue cerca a cero. “Ha existido una franca recuperación en los últimos meses de 2020 producto de que han bajado los casos covid, y ha aumentado la actividad ambulatoria, y eso por supuesto juega a favor de los resultados financieros de la compañía”, remarcó.
Para este año, la proyección es que se arranque con la misma tendencia. “Los primeros dos o tres meses serán iguales a como está cerrando el 2020, con una franca recuperación y con resultados buenos, pero prevemos que vamos a tener un segundo trimestre un poco más duro por el covid, pero este rebrote no va a ser tan fuerte como la primera ola que ya sufrimos y que fue muy intensa”, señaló.
Otro aspecto, dice Yamurch, es el aforo controlado por disposiciones del gobierno.
“No podemos producir todo lo que producíamos antes, más allá de que la demanda exista. Si comparamos los aforos que tenemos permitidos frente a la demanda, tenemos un nivel de demanda altísimo, casi como el que teníamos en la pre pandemia. Además, tenemos una demanda que también que ha crecido mucho por los servicios de telemedicina. Sin embargo, la suma de ambas, virtual y presencial da un nivel de atenciones menor al que se producía antes”, señaló.
Con estos aspectos, podemos decir que este año, el covid puede seguir modulando la salud privada. Sin embargo, se está dando un factor, que el público se está cuidando más y se atiende antes.
“Hasta junio o julio del año pasado llegaban casos que estaban para ingreso a ventilación mecánica, hoy el estadio es más temprano y eso hace que haya menos posibilidad de cuidados intensivos. Un paciente en UCI de covid utiliza 10 veces más que un paciente que entra por otras razones”, sostuvo Moya.
Interés en inversiones
Si vemos que lo que se viene es un año incierto, ¿es momento para invertir? En opinión de Yamurch, de Clínica Internacional, todo parte de las realidades. Por un lado están las compañías de salud, de clínicas y de centros médicos, que tal vez sean accionistas menores en el sector salud, y que están apostando a sobrevivir, porque han tenido repercusiones muy fuertes por la pandemia, y la línea que siguen es subsistir.
“Otros estamos en la estrategia de expansión. Nosotros seguimos con nuestro plan estratégico y el proyecto de San Borja adelante, de construir un hospital de 240 camas. Estamos acelerando, además de que seguimos buscando ubicaciones para seguir con nuestra expansión en los formatos convencionales, y también estamos buscando nuevas oportunidades de negocio de retail, de diagnóstico, para ver por dónde podemos seguir creciendo”, comentó el ejecutivo.
En efecto, otros grupos también van con la mira de invertir. Ya en abril del año pasado, a unas semanas de haberse iniciado la cuarentena, (Gestión 28.04.2020) Sanna, la red de clínicas del Grupo Pacífico, adjudicó a San José Constructora Perú, las obras de ejecución del nuevo Centro Médico San Felipe en el distrito de La Molina en Lima, un nuevo edificio que tendrá un espacio de más de 12,500 m2 de superficie.
En tanto, Jaime Moya, de la Clínica Ricardo Palma, refiere que en 2020 las inversiones continuaron. “En nuestro caso no paramos de invertir. Como se incrementó la hospitalización hicimos remodelaciones en nuestros pisos, prácticamente en toda el área. El tema con las apuestas a futuro es que el PBI no nos acompaña mucho”, aseveró.
Menos personas acceden a salud privada
Una de las consecuencias de la situación por el covid-19 es que muchos peruanos perdieron su trabajo. Eso también genera un impacto en el sector salud, ya que parte de la masa laboral al perder sus empleos ya no puede acceder a la salud privada, a través de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS).
Sin embargo, con data al mes de octubre de 2020, la utilidad reportada por las EPS eran de S/ 137 millones, frente a los S/ 97 millones de 2019. Jaime Moya, gerente de Salud de la Clínica Ricardo Palma, sostiene que quien accede a la EPS tiene un sueldo base de S/ 3,500, en promedio, hacia arriba. “Donde se ha visto más el impacto por la pérdida de empleo es en quienes ganan menos y acceden al seguro social”, comentó.
Así, la reducción en afiliados ha sido de 2.6% reportando la salida de 21,960 afiliados en menos de un año, dentro de un mercado donde existen 800,000 afiliados regulares. “Donde se dio una mayor caída fue en el seguro complementario de trabajo de riesgo que también es manejado por las EPS, con un descenso de 9.7%, que son 200,000 afiliados menos”, dijo.
Por su parte, Pablo Yamurch, sostuvo que el 90% de sus ingresos en forma habitual corresponde a pacientes asegurados y 10% a particulares. “Este año esa situación ha cambiado bastante por el covid-19 a un 80%-20%. Sin embargo, el incobrable que aparece es bastante grande. Cuando te vas a atenciones electivas, cirugías electivas, consultas electivas, el tener una menor masa de personas en EPS restringe el acceso a las clínicas privadas y sí puede tener un efecto en la demanda agregada”, indicó.
Otrosí digo
Gasto. Por el contexto del covid-19, cada paciente que ingresa a un centro médico o una clínica gasta S/ 15 más que antes. “Mientras estemos en pandemia, mientras no exista inmunidad de rebaño, mientras no exista una vacuna aplicada en forma masiva a la comunidad, ese costo va a seguir existiendo. Entonces, tienes un costo incremental sin duda, que es cerca del 5% o el 6%, producto de todas las atenciones”, sostuvo Pablo Yamurch.