impacto social
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Las empresas diseñadas para tener un positivo representan ya más del 6% del PBI iberoamericano y prometen jugar un rol decisivo en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Esta es una de las principales conclusiones del realizado por el Center for the Governance of Change (CGC) de IE University en colaboración con la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), en el que se analiza el estado actual de la “economía con propósito” en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Portugal y España.

El estudio muestra que en existen más de 170,000 empresas de este tipo, que emplean a 10 millones de trabajadores en distintos sectores, desde el agroalimentario al tecnológico, que compaginan su actividad comercial con medidas destinadas a combatir el cambio climático, mitigar la pobreza y reducir la desigualdad.

Estas compañías operan fórmulas distintas, como cooperativas, mutuales, empresas b, compañías de triple balance, etc., y movimientos diversos, que incluyen la economía circular, emprendimiento social o banca responsable, entre otros.

Dado su particular compromiso con el medioambiente y la justicia social, estas empresas con propósito podrían jugar un rol decisivo en la consecución de los 17 objetivos de desarrollo de la Agenda 2030.

Sin embargo, la mayoría de ellas no logra alcanzar la escala suficiente para tener el impacto que el mundo necesita. Según Diego Rubio, coordinador del estudio, ello se debe a que no existe un ecosistema propicio para ellas.

“Una vez incubadas, las empresas con propósito se ven obligadas a competir en un marco económico y regulatorio que no ha sido creado para ellas, sino para las empresas for profit tradicionales, que tienen a priorizar los beneficios frente al impacto. Es decir, el problema no está en la semilla, sino en la tierra”.

Para solucionar esta carencia, el estudio propone la creación de un nuevo espacio regulatorio que se adapte a las características únicas de estas empresas y las ayude a crecer sin tener que renunciar a sus valores y a su voluntad de impacto social. A este espacio se le llama “el cuarto sector”, por encontrarse en la intersección de los tres sectores tradicionales (privado, público y sin ánimo de lucro).

Según Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana y co-chair de la Fourth Sector Development Initiative del Foro Económico Mundial, “Los ciudadanos nos están diciendo que el desarrollo sostenible, la desigualdad y el cambio climático no son asuntos sólo de los gobiernos, sino que exigen un papel más activo de las empresas”.

El estudio analiza la situación actual del cuarto sector en 7 países y proporciona una serie de recomendaciones específicas para todos ellos.

En este sentido, Diego del Alcázar Benjumea, vicepresidente de IE University, destaca el compromiso de la institución académica con el desarrollo de proyectos con impacto social. “En IE University formamos líderes que afrontan los retos de la gestión de instituciones y empresas en un entorno global transformado por la tecnología. Y trabajamos cada día con el objetivo de tener impacto social.

Para conseguirlo, hemos diseñado un modelo educativo apoyado en la innovación y la tecnología que elimina las barreras físicas de acceso a la educación, contamos con becas para que el mejor talento pueda acceder a nuestros programas de formación e impulsamos el emprendimiento como vía de creación de empleo, riqueza y bienestar social”, indica Del Alcázar Benjumea.