Geely
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Gadfly ha asumido en su mayoría que el fundador de , Li Shufu, es uno de los operadores más inteligentes de la industria automotriz de China.

Dos noticias el miércoles después de que el viernes pasado se diera a conocer una participación de US$ 9,000 millones en desafían esa visión.

Primero es la forma en que se estructuró el acuerdo de Daimler. La compra se realizó a través de una estrategia de collar de opciones financieras organizada por Bank of America Corp. y Morgan Stanley, informaron Ruth David, Dinesh Nair y Jonathan Browning de Bloomberg News.

Dicha estrategia implica comprar opciones de venta y vender opciones de compra en relación con las acciones subyacentes como una forma de minimizar los riesgos de un alza o una caída del precio de las acciones, lo que parece inteligente, pero que también suele requerir el pago de comisiones atractivas y la designación de las acciones como garantía.

Las ocasiones en que entidades no bancarias de tales negociaciones salen ganando son tan raras como encontrar "una aguja en un pajar", por lo que lo que parece una transacción inteligente podría no ser el mejor uso del capital que Geely tiene en el extranjero.

Sin embargo, la otra noticia es más desconcertante: Li sostuvo negociaciones sobre la posibilidad de adquirir Fiat Chrysler Automobiles NV a mediados del año pasado antes de centrar su atención en Daimler, dijeron fuentes familiarizadas con el asunto.

¿Por qué debería ser extraño?
Principalmente porque (salvo Tesla Inc.) no hay dos fabricantes occidentales de automóviles más distintos en sus formas y estrategias que Fiat Chrysler y Daimler.

Daimler es una marca de automóviles en su mayoría de alta gama con una importante actividad complementaria en camiones, autobuses y furgonetas, que está invirtiendo mucho en investigación y desarrollo para cumplir sus ambiciosos planes de vehículos eléctricos y que por consiguiente está obteniendo débiles retornos sobre el capital invertido.

Fiat Chrysler obtiene la mayor parte de su dinero a partir de vehículos utilitarios deportivos orientados al mercado masivo -segmento en el que Daimler opera notablemente por debajo de su capacidad-, no tiene ninguna presencia real en vehículos comerciales, invierte poco en investigación y desarrollo o en vehículos eléctricos, pero tiene uno de los mejores retornos sobre el capital de la industria.

Unirse a esas compañías llevaría a Geely por dos caminos muy diferentes. Una alianza de Daimler aceleraría la carrera de Li hacia los autos eléctricos y, como ha argumentado Steve Man de Bloomberg Intelligence, también coincidirá con la inversión que hizo Geely en diciembre pasado en Volvo AB que servirá como puente hacia los camiones, autobuses y furgonetas.

Un acuerdo con Fiat Chrysler sería muy diferente. Su máximo ejecutivo, Sergio Marchionne, probablemente tiene más que aprender de Li sobre la electrificación automotriz que viceversa y tiene poco que ofrecer en el frente de los vehículos comerciales.

Pero tiene un negocio grande y rentable que vende vehículos utilitarios deportivos en Norteamérica y que complementaría el enfoque europeo de Volvo y la presencia de Geely en China. Eso podría ayudar a Li a transferir el éxito a nivel local de su marca Lynk & Co. a mercados internacionales.

Cualquiera de las opciones tiene sus atractivos, pero son claramente dispares en términos del gasto requerido, los segmentos de mercado y el enfoque geográfico. Y eso es antes de hablar sobre lo que Li planea hacer con las inversiones del grupo en Proton Holdings Bhd., el fabricante boutique de autos deportivos Lotus, los taxis de Londres, los autos voladores y Saxo Bank Group.

Que Li esté considerando tanto a Daimler como a Fiat Chrysler sugeriría que, lejos de tener un plan maestro al estilo de Elon Musk que lo ha llevado de fabricar piezas de refrigerador al dominio automotor global, simplemente sigue una directriz de Pekín de asumir posiciones estratégicas en negocios internacionales, y no ser tan discriminador al respecto.

Como argumentó Gadfly el lunes, un enfoque de este tipo correría el riesgo de derrochar los impresionantes logros de Geely hasta la fecha. Los inversores que han impulsado el aumento del 765% observado en las acciones de la compañía que se cotizan en Hong Kong durante los últimos dos años deberían esperar que tenga un plan de juego más establecido.

Por David Fickling

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.

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