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Por Adriana Roca

"Cosapi debuta exitosamente en el mercado de capitales", decía la nota de prensa que llegó a las redacciones el 16 de setiembre. El grupo Cosapi, uno de los más grandes de ingeniería y construcción del país –con ingresos por S/.1.476 millones en el 2014 (26% más que el año anterior)– acaba de emitir bonos corporativos en el mercado local por S/. 70 millones a un plazo de 10 años.

El comunicado de Cosapi es recibido con bienhumorados comentarios por los periodistas de negocios, pues contrasta refrescantemente con el caudal de noticias poco auspiciosas sobre la economía peruana, su posible downgrade de mercado emergente a mercado frontera en ese momento, y con el trasfondo de incertidumbre financiera global.

Una colocación de bonos corporativos robusta por parte de una empresa primeriza y que además opera en un sector cuya desaceleración ha recibido amplia cobertura mediática, significa un mensaje claro para quienes saben descifrarlo: los inversionistas sí creen en el crecimiento y estabilidad a largo plazo, en la demanda por mayor infraestructura y conectividad, y, por ende, en el Perú.

CrecimientoCosapi es un grupo que tiene más de 50 años operando en el Perú y hace aproximadamente cinco años inició un proceso de diversificación. "Hemos venido creciendo sostenidamente en nuestro negocio de ingeniería y construcción, el cual estamos complementado con nuevas inversiones y negocios.

Estos son justamente los emprendimientos que requieren ingresos de largo plazo con márgenes mayores a los de la ingeniería y construcción", explica Renato Zolfi, gerente de administración y finanzas del grupo.

Hoy Cosapi tiene cuatro áreas de negocios: ingeniería y construcción; Cosapi Minería, que nació en el 2013. "Además, el año pasado creamos una inmobiliaria de vivienda para el sector socioeconómico B, y el más reciente negocio en el que hemos incursionado es el de las concesiones.

Tenemos Majes Siguas, la Línea 2 del Metro de Lima y estamos participando en más procesos. Hemos presentado 22 iniciativas privadas al gobierno que suman varios billones de dólares", asegura Zolfi.

Para poder financiar sus grandes proyectos de infraestructura y sus nuevas inversiones, la compañía necesitaba levantar capital de largo plazo.

Especialmente y con mayor premura para la Línea 2 del Metro de Lima –en cuyo desarrollo participan a través del Consorcio Nuevo Metro de Lima integrado por Cosapi, la empresa italiana Impregilo, las españolas Iridium Concesiones de Infraestructura y Vialia Sociedad Gestora de Concesiones de Infraestructura, y otras dos empresas italianas: Ansaldo Breda y Ansaldo STS–, que requiere, en total, de una inversión de US$ 6.000 millones.

Haber entrado al juego de concesiones de trenes le abre no solo una cancha de por lo menos US$ 15.000 millones a Cosapi, ya que lo más probable es que se concesionen al menos tres o cuatro nuevas líneas en el futuro, sino que lo convierte en un jugador de talla y competitividad global.

"Para poder financiar nuestros proyectos hemos vendido activos no estratégicos, como Cosapi Data, y levantamos capital a través de esta emisión", precisa Zolfi. "Nos habíamos estado fondeando con los recursos de la venta de Cosapi Data pero ya necesitábamos capital para financiar la Línea 2 del Metro de Lima.

Creemos que pronto se nos otorgarán en concesión algunas obras por iniciativas privadas (posiblemente en el sector educación y salud) y sería irresponsable seguir avanzando en ese proceso sin tener el capital. Así que el momento para emitir el bono se dio ahora", agrega el ejecutivo.

Ahora o nuncaEse "ahora" (refiriéndose a setiembre), sin embargo, se impuso a la empresa en un momento complejo, por decir lo menos, que cambió las condiciones en las que terminó emitiendo su bono. Para comenzar, empezó su roadshow en agosto, uno de los meses más turbulentos para la economía global desde hace varios años. "Cuando empezamos a hacer las llamadas para hacer el roadshow, China devaluó su moneda, lo que generó un tumulto mundial.

Inmediatamente después cayó la Bolsa de Valores de Lima por temores de que el país fuese calificado como frontera. Empezaron los roadshows y le hacen un downgrade a Brasil. Después vino el downgrade de los bancos peruanos", relata asombrado Zolfi.

Esto, evidentemente, generó preguntas, dudas e incertidumbre entre los inversionistas. "Unos días antes de la colocación, el Banco Central de Reserva –BCR– subió su tasa de referencia. Y durante todo el mes de setiembre de lo único que se hablaba era de si la Reserva Federal de los Estados Unidos subiría o no sus tasas", agrega el ejecutivo (la FED finalmente no las subió).

La empresa, a diferencia de otras que también quisieron emitir bonos por las mismas fechas, sí fue capaz de convencer a los inversionistas de que tenía un proyecto importante a futuro como grupo y colocó sus bonos de forma notable.Por un lado, lograron hacer la emisión sin garantías, algo que es inusual para una empresa "primeriza" en el sector financiero local.

"Pese a ser una compañía que debutaba en el mercado de capitales local logramos emitir un bono sin garantías de largo plazo, con una buena clasificación (AA y AA-), con una demanda 1,5 veces por encima de lo subastado", afirma Zolfi.

"Además, Cosapi ha inscrito un programa de bonos por US$ 100 millones que tiene una vigencia de seis años. Esta es solo la primera emisión en el marco de dicho programa. Van a venir nuevas emisiones en los próximos años", señala Rodrigo Mejía, director de Investment Banking en Credicorp Capital, empresa que estructuró el bono.

La tasa final que consiguió el bono fue de 9,47%, con un periodo de gracia de tres años. La tasa estaba dentro del rango de lo esperado por la empresa y su estructurador. Sin embargo, las tasas de otras emisiones hechas este año (aunque previas al mes de setiembre) han sido más bajas.

Por ejemplo, Alicorp emitió bonos por S/. 500 millones a 15 años con una tasa de 7%. Norvial emitió bonos en julio por S/. 365 millones en dos partes: S/. 80 millones a cinco años con una tasa de 6,75% y S/. 285 millones a 11,5 años por 8,375%. Y Cementos Yura emitió bonos por S/. 502 en mayo en dos partes: S/. 302 millones a 15 años a una tasa de 7,94% y S/. 200 millones a 25 años a una tasa de 7,91%.

Gran parte del motivo por el cual la tasa del bono de Cosapi es un poco alta es que la tasa base (el bono soberano Perú) para los plazos de referencia del bono se ha incrementado en más de 1,50% en lo que va del año (solo 1,0% en los últimos 3 meses).

"Estos incrementos se trasladan directamente a las tasas finales de las emisiones", explica Mejía de Credicorp y agrega que el spread de la colocación sobre la tasa base fue de 255 puntos básicos, "el cual es razonable considerando el plazo del bono (10 años), el sector en el cual se desempeña la compañía y la clasificación de riesgo obtenida por el instrumento (AA/AA-)".

Y Cosapi está más activo que nunca y puede operar holgadamente, ya que su ratio deuda Ebitda es bastante bajo: 1,80 tras la emisión. Está empezando a planear su proceso de internacionalización y se está adjudicando diversas concesiones.

Más bonosUnos meses antes, en mayo, otra emisión dio bastante de qué hablar en el mercado local. Así como la de Cosapi transcendió por la audacia de la empresa en colocar un bono en un momento de alta turbulencia financiera, Cementos Yura –del Grupo Gloria– causó revuelo al colocar exitosamente S/. 502 millones en el mercado local, un monto alto para estándares locales colocado en un año de desaceleración económica.

Cementos Yura, la principal subsidiaria de Consorcio Cementero del Sur (CCS), del Grupo Gloria, había adquirido el 51,4% de la principal empresa cementera de Bolivia, Sociedad Boliviana de Cemento –SOBOCE– (que tiene una participación de mercado de 52% en el país altiplano) en diciembre del 2014 por US$ 301,3 millones.

Dicha adquisición era estratégica ya que con ella, el Grupo Gloria pasaba a manejar el 98,56% de la compañía, pues CCS había adquirido el 47,02% en el 2011 y solo con esa adquisición pasaría a facturar US$ 225 millones más este año.

La emisión de Yura –que facturó S/. 1.471 millones en el 2014 (16% más que el año anterior) formó parte de su Cuarto Programa de Bonos Corporativos y tenía como finalidad "reperfilar pasivos financieros relacionados a la adquisición. Por este motivo, se realizaron emisiones a largo plazo", agrega Mejía.

"Hacer dos emisiones simultáneas fue útil para atender a distintos tipos de inversionistas con diferentes consideraciones de inversión, lo cual ayudó a maximizar la demanda", explica el ejecutivo.

La emisión de Yura, considerada la emisión más importante del año en términos de montos, tuvo una demanda de S/. 755 millones.

"El tramo 1, de S/. 302 millones, se emitió a 15 años (10 años de gracia) y fue adquirido en gran parte por las AFP. El tramo 2, de S/.200 millones se emitió a 25 años (20 años de gracia) y fue tomado por compañías de seguros", agrega Mejía.

En términos generales, gran parte del éxito de ambas emisiones radica en que fueron hechas en nuevos soles y en el mercado local.

"Ante la volatilidad del tipo cambio y expectativas de depreciación de la moneda local, tanto emisores financieros como corporativos están buscando tomar deuda en nuevos soles para evitar potenciales descalces de moneda en sus compañías, y el mercado natural para ofrecer esta moneda es el mercado local", explica Mejía.

Ambas emisiones, vinculadas al sector construcción, han tenido una sobredemanda importante, que deja entrever, como se dijo anteriormente, que los inversionistas si creen en el desarrollo a largo plazo del país.

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