Apple
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Desde que admitió que las ventas del iPhone no son tan buenas como la compañía anticipaba, el foco de atención ha sido su situación en y los efectos de los contratiempos económicos que atraviesa ese país. Eso es lógico porque Apple señaló que las ventas en China fueron en buena parte responsables de un descenso estimado de sus ingresos de 5% en el último trimestre del año pasado.

Aquello no puede nublar la realidad de que China no fue el principal motor del crecimiento reciente de Apple y por lo tanto no debería recibir toda la culpa por la caída de ingresos. Como diría Jay-Z, Apple tiene 99 problemas y el gigante asiático es solo uno.

Los aumentaron en US$ 36,000 millones, o 16%, en su año fiscal 2018 que concluyó en setiembre. Las ganancias en países asiáticos como China, Taiwán y Hong Kong dieron cuenta del 20% del incremento. América y la región que incluye a Europa, India, Medio Oriente y África --ambos mercados más grandes para la compañía-- generaron el 43% y 21% de su alza de ingresos, respectivamente.

En otras palabras, la mayor parte del crecimiento de Apple provino de sus mercados maduros más grandes fuera de China.

China aún podría ser un gran contribuyente a lo que analistas creen será la baja de ingresos de Apple en todo el año. Pero las fuentes geográficas de crecimiento revelan que China ha sido peso medio en lugar de peso pesado en materia de ventas.

Es cierto que China es vital para Apple y recientemente la compañía falló a la hora de adaptarse a la competencia local y a la maduración del mercado nacional de teléfonos inteligentes.

Dicho esto, la importancia relativa del resto del mundo puede ser buenas noticias para Apple ahora que la desaceleración del crecimiento chino y una ofensiva del gobierno contra la deuda de los consumidores parecen afectar a las ventas de algunos bienes de consumo como smartphones y automóviles.

Por otro lado, significa que para reactivar el crecimiento, Apple debe hacer mucho más que esperar una economía más suave en China. Su problema va mucho más allá.

El problema esencial de Apple es su dependencia de un mercado que ya no crece más. En China y a nivel global, las ventas de teléfonos inteligentes no muestran variación o tienden a la baja. Incluso la compañía apenas vendió más iPhones en el año fiscal 2018 que en el año anterior, aunque los ingresos aumentaron en gran parte gracias al alza de precios.

El mercado de los teléfonos inteligentes repite un patrón que comenzó hace años con las computadoras personales, por el cual las ventas de nuevos dispositivos no variaron o bajaron desde el 2011. Al igual que con los PC, los smartphones son ahora tan buenos que la gente no los renueva con la misma frecuencia. Esta tendencia se veía venir hace años y el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, no la advirtió o no hizo nada al respecto.

Será difícil para Apple revertir la tendencia a la baja del mercado de los teléfonos inteligentes. Los smartphones generan dos tercios de los ingresos de la empresa y otros productos que crecen consistentemente --hardware complementario como los AirPods y el Apple Watch y servicios ligados a internet como las compras de aplicaciones, el programa de garantía de dispositivos y el acuerdo de repartición de ingresos que la compañía mantiene con Google-- están relacionados al menos en parte con la cantidad de iPhones vendidos.

Mercados donde las ventas de teléfonos inteligentes todavía crecen --donde destaca India-- no están en el foco de Apple y la compañía no ha hecho lo suficiente para adaptar sus precios y estrategias a esos países.

Me quiero detener en la gente que se pregunta por qué estamos preocupados por la posibilidad de que Apple genere "solo" un cuarto de billón de dólares en ingresos este año y recaude más dinero que varios países. Está bien. Apple sigue siendo una maravilla corporativa, solo que no es la maravilla que solía ser o que sus ejecutivos e inversionistas creían que era. No basta con decir que Apple estará bien, como incluso Cook pareció afirmar a los inversionistas en una carta. Puede que Apple no esté bien.

Debería haber urgencia en Apple por tratar de abordar sus negocios de nuevas formas. Tal vez sea hora de abandonar los precios de súper-lujo de los iPhones, reducir la confusa gama de productos y lanzar nuevos iPhones con menos frecuencia. Quizás también debería probar combinaciones de productos como una tarifa de suscripción para un iPhone, servicio de celular y extensiones como un Apple Watch, un servicio de streaming similar a Netflix y más.

Si Apple no quiere aflojar entonces los inversionistas deben exigir una visión amplia de su futuro. ¿Qué es Apple? ¿Es una fabricante de smartphones y otros dispositivos electrónicos de consumo de crecimiento relativamente lento? ¿Es un motor de crecimiento tecnológico que incursionará en otros sectores como atención médica, vehículos autónomos y la próxima generación de interacciones con computadoras? Y de ser así, ¿cuándo podrían empezar a aparecer esas maravillas mágicas? Apple ha invertido sumas sin precedentes en algo y es hora de que los ejecutivos justifiquen esos costos.

Sí, China es un problema para Apple, en parte los pasos en falso de la compañía y también por las mismas tendencias de estancamiento del crecimiento de los smartphones que se ha visto en gran parte del mundo. Pero no hay que tener una fijación en lo que no ha funcionado para la compañía en China. La empresa tiene muchos otros problemas y parece no estar haciendo mucho para abordarlos.

Por Shira Ovide

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