Bloomberg.- El intento de Coca-Cola Co. de reducir las operaciones está dando señales de éxito.

El gigante de las gaseosas informó el miércoles una ganancia para el segundo trimestre que superó las estimaciones de los analistas por un centavo por acción.

Una combinación de reducción de costos e incrementos en los precios de las bebidas ayudó a la compañía a hacer frente a la disminución de las ventas, provocada en parte por los esfuerzos de escindir sus operaciones de embotellado en todo el mundo.

Los resultados dan un impulso a James Quincey durante su primer trimestre como máximo responsable ejecutivo.

El ejecutivo de 52 años, quien tomó las riendas de la compañía de manos de Muhtar Kent el 1 de mayo, se ha comprometido a recortar los costos en US$ 800 millones adicionales profundizando el impulso a la productividad comenzado por su predecesor.

También está continuando el legado de Kent al completar los esfuerzos por deshacerse de las embotelladoras y enfocarse en el crecimiento de los ingresos en lugar del volumen de bebidas.

"Nuestro desempeño nos da la confianza de que lograremos alcanzar nuestros objetivos financieros del año, incluso enfrentando condiciones difíciles", dijo Quincey en un comunicado.

Excluyendo algunas partidas, las ganancias ascendieron a 59 centavos por acción durante el último trimestre. Eso superó los 58 centavos previstos por los analistas.

Si bien los ingresos disminuyeron 16 por ciento a US$ 9,700 millones, la cifra fue un poco mejor que lo que esperaba Wall Street. Los analistas estimaban en promedio de US$9.650 millones.

Más allá de Coca ColaUno de los mayores desafíos de Quincey es transformar a Coca-Cola desde un negocio de refrescos a una "empresa absoluta de bebidas". Eso significa depender más en el agua, té y otras bebidas para impulsar el crecimiento --y restar importancia a la bebida cola que identifica la marca.

La estrategia de Quincey ya afecta a los directivos y la estructura administrativa de la compañía.

Coca-Cola ahora cuenta con un director de crecimiento y un director de innovación, quienes reportan directamente al CEO. La empresa ya no informa resultados en términos de gaseosas y bebidas no carbonatadas.

En cambio, la cartera se divide en "clúster de categorías": gaseosas; jugos, lácteos y bebidas vegetales; agua, agua enriquecida y bebidas energéticas; y té y café.

Pero las bebidas carbonatadas aún representan la mayor parte de las ventas de Coca-Cola. En esa categoría, la empresa enfrenta la reacción de consumidores cada vez más conscientes de su salud, en especial en Estados Unidos.

Para adaptarse, Coca-Cola ha presentado latas y botellas más pequeñas --formatos que cuentan con menos calorías al mismo tiempo que generan mayores márgenes.

Coca-Cola no se encuentra sola en su proceso de adaptación al cambio de los gustos de los consumidores. PepsiCo y Dr Pepper Snapple Group también luchan por reducir su dependencia a los refrescos carbonatados.

El consumo de gaseosas per cápita disminuyó en 2016 a su nivel más bajo en los Estados Unidos en 31 años, según la publicación comercial Beverage-Digest.

Los productores de gaseosas también están lidiando con mayores obstáculos regulatorios en sus principales productos. Filadelfia fue la primera gran ciudad de EE.UU. en implementar un impuesto a las gaseosas en junio.

Ya se han adoptado medidas similares en la zona de la Bahía de San Francisco, así como también en Boulder, Colorado, y en el Condado de Cook en Illinois. Una iniciativa similar fracasó en Santa Fe, Nuevo México.