(Bloomberg).- Cinco meses. No, ese no es el tiempo que tardó en encontrar un comprador para su unidad de chips de memoria. Ni tampoco cuánto tiempo pretendió escuchar las preocupaciones de los accionistas activistas. Ni siquiera denota cuántos meses de diligencia debida debería haber tenido la empresa antes de cerrar una desastrosa incursión en centrales de energía nuclear hace más de una década.

Esa es la insignificante reducción en la edad promedio de la "nueva" junta directiva de Toshiba. Ignorando las objeciones de grupos de defensa de los inversores, los accionistas de Toshiba eligieron el martes su propia lista de nueve hombres y una mujer con una edad promedio de 68 años y 10 meses. Es un descenso con respecto al promedio anterior de 69 años y tres meses, según cálculos de Gadfly, luego de que dos directores fueran reemplazados.

Glass Lewis & Co. e Institutional Shareholder Services Inc. se pronunciaron en contra de la mitad de los 10 que se eligieron, incluida una iniciativa para retirar de sus funciones al presidente Satoshi Tsunakawa. Perdieron.

No es que la edad de estos hombres y de esta mujer sea en sí misma un problema, pero es un síntoma de la estructura de poder envejecida que ha supervisado múltiples errores garrafales en Toshiba, que incluyen un escándalo contable, esa apuesta nuclear mal informada y un fracasado proceso de venta de la unidad de chips. Parte de ese drama sucedió antes del periodo de la junta actual, pero incluso lo que han supervisado es motivo de preocupación.

Tanto Institutional Shareholder Services como Glass Lewis pusieron de relieve el papel de varios directores en el tortuoso proceso contable que resultó en que Toshiba no obtuviera una opinión sin reservas de su firma de auditoría después de que emergieran las pérdidas en su negocio nuclear.

Desde entonces, los ejecutivos han hecho exigencias sobre la implementación de una reforma estructural y el aseguramiento de que los sistemas de gestión se mejorarán.

Los inversores, sin embargo, han aprendido a no escuchar. Al ignorar lo que era una serie razonable de propuestas de los grupos representativos y avanzar con un proceso de selección familiar, Toshiba perdió la oportunidad de enviar un mensaje de transformación en lugar de uno de conservación.

Por Tim Culpan

Esta columna no refleja necesariamente la opinión de Bloomberg LP y sus propietarios.

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