Redacción Gestión

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Pablo Brassiolo, economista principal de la (Banco de Desarrollo de América Latina), llegó al Perú para la conferencia "La economía política de la inclusión social en América Latina", organizada por la .

Allí lo entrevistó Gestion.pe sobre la dirección que están tomando las políticas públicas de fomento a la pequeña y mediana empresa que, por veces, parece indicar que las mantiene estancadas en lugar de promover su crecimiento.

¿Está en crisis la política dirigida a fomentar los emprendimientos?Hay un incentivo muy fuerte, pero las empresas medianas y grandes no logran crecer y esto tiene parte de la razón, porque si lograran hacerlo y generaran más empleo, asalariados con mejores ingresos, a lo mejor muchas personas no optarían por emprender de forma individual.

Tenemos algunos datos donde les preguntamos a los autoempleados si preferirían un empleo asalariado, y alrededor del 60% dice que sí porque es más estable y con mejores ingresos en general, pero a veces ese empleo no está disponible. Son dos caras de la misma moneda.

¿Es riesgoso para la economía tener un número excesivo de mypes?Hay riesgos, evidentemente. Cuando uno mira los países más desarrollados, la cantidad de es menor, al contrario de América Latina. Cuando les preguntamos por qué emprenden, utilizan el Monitor de Emprendimiento Global, nos dicen que lo hacen por necesidad. Que haya tanto microemprendimiento podría ser un freno para que las empresas crezcan porque estas personas no están disponibles para trabajar y, a su vez, empresas grandes no crecen y no ofrecen salarios mejores. Entramos a un círculo vicioso que podría tener consecuencias a largo plazo.

¿Las actuales políticas a las mypes son incentivos perversos?El apoyo requiere que la empresa sea pequeña, entonces la empresa no tiene incentivo de crecer porque puede perder ese subsidio del Estado. Nosotros proponemos que el apoyo de la se centre en aquella que es joven y no tanto en la que ha permanecido pequeña por 30 años, sino en la empresa joven que crece. Hay muchas empresas que son pequeñas porque son jóvenes. Cuando uno tiene en cuenta la edad de la empresa, cuando llevan mucho tiempo siendo pequeñas, no van a crecer.

¿El crédito también debería ser condicionado?El apoyo tiene que estar vinculado a la edad de la empresa y no al tamaño. Es decir, se presta por los primeros tres o cuatro años, hasta que la empresa logre financiarse. Si les va bien, no dependerán tanto de ese crédito subsidiado. Si no les va bien, tal vez sea mejor reconvertirse y comenzar otra cosa.

¿Otra solución está en focalizar el apoyo a los negocios potenciales?Separar entre estos dos tipos de emprendimiento es el desafío más grande de la política pública, y a veces no es fácil. La realidad indica que no todos los emprendedores tienen el potencial de crecer. Si los programas de microemprendimiento ayudan a las familias a salir de la pobreza y generar ingreso, también está demostrado que estas familias no convierten esto en una gran empresa con oportunidad de empleo para otras personas. Ahí está el desafío de la política pública, para focalizar los recursos en aquellos que sí tienen potencial de crecer.

¿No es drástico aplicar esta selección?Quizás habría que ponerlo en otros términos. Habría que ayudar a estas personas a reconvertirse y que puedan lograr un emprendimiento productivo. En países como Estados Unidos vemos que muchos empresarios exitosos han fracasado dos o tres veces antes, pero no hay un miedo al fracaso en esa sociedad. Tenemos que sacarnos ese miedo y apoyar a la empresa a reconvertirse: a cerrar una y abrir otra.

¿Diferenciar el apoyo por sectores es adecuado?Parece haber un consenso en no concentrarnos solo en algunos sectores, como el agroexportador, porque gran parte del empleo en nuestras economías vienen de los servicios. Si nos concentramos solo en el , es solo estamos viendo una parte muy pequeña del empleo. Hay que tener una visión general y enfocarnos básicamente en los sectores de servicios, que generan una gran proporción del empleo.