Amazon
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Esta temporada de "The Bachelor: Amazon" ha terminado. La próxima podría ser la temporada de recriminaciones.

Ha pasado más de un año desde que inició su búsqueda de la "HQ2", que se anunció como una sede equiparable a la sede existente de la compañía, en la que se comprometió a invertir más de US$ 5,000 millones en su construcción y, finalmente, a contratar hasta 50,000 personas. Amazon recibió solicitudes de más de 200 ciudades de América del Norte para ser escogidas.

Algunas emplearon trucos como tratar de enviar un cactus gigante a y ofrecer ponerle el nombre de la compañía a una parte de la ciudad.La búsqueda de Amazon de una segunda sede –que finalmente resultó ser un par de sucursales ampliadas en la ciudad de Nueva York y en el área de Washington, según varios informes– fue de mal gusto pero exitosa, al menos en el corto plazo.

La realización de una competencia municipal pública por el interés de fue un golpe maestro que generó la máxima exposición para la compañía, le proporcionó información valiosa sobre ciudades y estados y enfrentó a los gobiernos locales entre sí para obtener beneficios para Amazon.

Pero Amazon podría terminar lamentando haber convertido todo este proceso de selección en un reality show. El año de alboroto durante un período de creciente ansiedad sobre las poderosas compañías de tecnología significa que habrá más atención sobre si Amazon es un buen ciudadano corporativo.

La expansión de Amazon habría recibido un gran nivel de atención sin importar cómo fuera. La cacería pública de una sede aumenta la intensidad del interés en las exenciones de impuestos u otros beneficios proporcionados por el gobierno que obtendrá Amazon por expandirse a la ciudad de Nueva York y Washington.

Hasta ahora, muchas de las negociaciones de los gobiernos locales con Amazon se han mantenido en secreto, a veces hasta un punto absurdo, como ocurre a menudo cuando las empresas negocian con los gobiernos estatales y locales para abrir fábricas, oficinas corporativas y otras instalaciones. La cacería de alto perfil por la sede de Amazon, combinada con la posibilidad de que el gobierno entregue grandes beneficios a una compañía rica, es la fórmula perfecta para la ira pública.

Añádase a esto la posibilidad de aumentar la molestia entre los residentes y funcionarios locales por la presión que ejercerán los nuevos trabajadores de Amazon sobre las carreteras, trenes, escuelas, precios de las viviendas y sistemas de alcantarillado. En la ciudad natal de Amazon, Seattle, la compañía -justa o injustamente- ha sido acusada de contribuir al aumento de los costos de las viviendas, a la congestión vial y al aumento de la población sin hogar.

La distribución de los potenciales futuros 50,000 empleados de Amazon entre dos centros de población bastante grandes, podría mitigar algunas de esas tensiones con las que debe lidiar Amazon en Seattle, donde es el mayor empleador privado de la ciudad. Por otro lado, hay más miradas y atención de los medios de comunicación sobre Amazon en Nueva York y Washington de las que habría si se hubiera expandido a Nashville o Calgary.

No tenía que ser así. Sí, muchas empresas enfrentan abiertamente a ciudades y estados entre sí cuando buscan sedes para abrir nuevas oficinas, fábricas u otras instalaciones que generan empleos, a pesar de la evidencia de que los incentivos del gobierno no necesariamente valen la pena. Pero pocos lo llevan a cabo de forma tan agresiva como Amazon.

cae en una exageración sobre su contribución a la economía y al empleo de Estados Unidos, pero a principios de este año dijo que buscaría un nuevo hogar para un centro de servicio al cliente, y que no estaba realizando una competencia pública para la expansión de su oficina. La empresa matriz de Google está ampliando su considerable presencia en Nueva York, y dijo al Wall Street Journal que la empresa no ha solicitado subsidios o incentivos fiscales para sus propiedades en la ciudad.

Admito que el concurso de belleza municipal de Amazon pudo haber sido una maniobra acertada hace un año, cuando había un poco menos de escepticismo sobre Amazon y las millonarias compañías de tecnología en general. Desde entonces, Amazon ha pasado de un tamaño enorme a gigantesco, con un valor bursátil que alcanzó brevemente US$ 1 billón. Y Bezos se afianzó firmemente como la persona más rica del mundo, según datos de Bloomberg.

Amazon todavía tiene la preferencia y confianza de la gente, pero la empresa y la industria de la tecnología se han vuelto un poco más difíciles de querer. El presidente Donald Trump y otros políticos prominentes han atacado a Amazon por una serie de pecados percibidos.

Es difícil imaginar que Amazon hubiera aumentado su salario mínimo para los empleados bajo la presión del senador Bernie Sanders si la compañía no hubiera estado tan atenta a su imagen pública. Amazon se encuentra ahora entre las empresas que destinan mayores recursos al cabildeo en EE.UU., según datos recopilados por el Center for Responsive Politics.

Amazon no necesita mirar muy lejos para ver cuál sería el peor de los escenarios en caso de una reacción negativa a una expansión corporativa financiada con fondos públicos. En Wisconsin, los opositores al gobernador Scott Walker cuestionaron los miles de millones de dólares en exenciones fiscales y otros incentivos para una fábrica construida por Foxconn, el fabricante taiwanés de electrónica.

Foxconn ha modificado el proyecto, que puede requerir muchos menos trabajadores que los previstos inicialmente. Los ciudadanos molestos por Foxconn culparon principalmente a sus funcionarios electos más que a una compañía en un país lejano. (Walker perdió su candidatura a la reelección.) Sin embargo, si empeora la percepción en torno a Amazon en Washington y Nueva York, habrá suficientes motivos para culpar tanto a las autoridades locales como a la compañía.

Por Shira Ovide

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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