Las principales empresas de consumo masivo están achicando, desde hace meses, los formatos de los productos que ofrecen. La causa es el alza de los precios de los insumos, que amenaza con carcomer sus ganancias. El fenómeno es conocido como ‘downsizing’ y, según confirmaron firmas y consultoras a Gestión, se ha convertido en una estrategia ampliamente utilizada en el país.
En los primeros dos meses del 2023, pese a que los precios globales comenzaron a estabilizarse, la inflación a nivel nacional se ha mantenido al alza. En enero fue de 8.87% y en febrero, de 8.99%. En diciembre había sido de 8.56%, según cifras del INEI. Dicha tendencia mantiene el incentivo para que las marcas sigan ofreciendo productos más pequeños que hace dos años.
Frente a la inflación, las compañías siempre toman medidas que resguardan sus márgenes. Una alternativa es simplemente subir sus precios de venta a un ritmo semejante al del alza de los insumos. Eso, sin embargo, puede ahuyentar a los consumidores. Otra salida -aunque es la menos recomendada por los analistas de mercado- es bajar la calidad de los productos.
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Y luego está el downsizing: achicar un poco el tamaño de los formatos, pero sin elevar significativamente el precio al comprador. Compañías que lideran sus mercados, como Industrias San Miguel (ISM) y Alicorp, confirman a Gestión que están aplicando la herramienta desde hace un tiempo. Según el tipo de mercado, eso se traduce en que han hecho ajustes al gramaje o litraje de sus líneas.
Ajustes en los anaqueles
El downsizing no es una táctica nueva en el mundo corporativo. Lo que sí es relevante es su proliferación en los últimos semestres, que alcanza a más de una categoría de consumo masivo, según analistas consultados por Gestión.
“Es una realidad que se observa principalmente en alimentos. Es la cesta que ha tenido mayores incrementos de precio. Hay disminución de gramaje en categorías como aceite, conservas de pescado y pastas”, detalla Cecilia Ballarin, gerente de servicio al cliente de Kantar División Worldpanel Perú.
Los productos de Alicorp son ejemplos claros en cuanto a aceites y pastas. Para citar algunos: el aceite Primor de 1 litro pasó a ser de 900 ml. Y el paquete de spaghetti Don Vittorio, bajó de 500 gramos a 450.
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“La pandemia afectó mucho la logística para conseguir insumos de producción. El downsizing agarró fuerza en el segundo semestre del 2021. Hoy ya es una estrategia generalizada ante el incremento de precios en categorías como cuidado personal y alimentos”, dice Patricia Pellón, gerente comercial de Lock y Asociados.
ISM, una de las principales firmas del país en el segmento de bebidas, confirmó a este diario que también ha reducido sus productos. “Sí hemos hecho downsizing, básicamente por la coyuntura. La categoría de gaseosas ha incrementado en 20% su nivel de precios, aunque no es la única. Tenemos que dar alternativas que sean accesibles. Se ha dado en gaseosas y jugos. Veremos si lo ampliamos a otras categorías”, asegura Fiorella Poggi, gerente de marketing y comercial de ISM.
La ejecutiva agrega que la estrategia se ha aplicado principalmente fuera de la capital. “Lima no se ha visto afectada porque su consumidor tiene un poder adquisitivo mayor. El sur, nuestra área más fuerte, es la que más impactada se ha visto”, señaló.
Desde Alicorp también respondieron sobre el downsizing que han ejecutado a sus productos. “La reducción de gramaje es una de las alternativas [para no aumentar los precios] ante el contexto actual”, argumentaron.
Y agregaron que se podrían venir más cambios en sus formatos. “Seguimos en un escenario en el que los costos de los insumos se mantienen altamente volátiles. Estamos haciendo todo lo posible para que nuestros precios no suban en la misma medida que los insumos y por ello evaluamos alternativas para tener las menores variaciones de precios”, dijeron.
Para Pellón, la apuesta de las empresas nacionales por el downsizing no tiene mucho espacio para prolongarse este 2023. “Creo que ya se ha usado bastante. Hay reducciones muy evidentes. Seguir por ahí no es el camino porque el consumidor no aguantará para siempre”, agrega Pellón.
Y agrega que las marcas “deberían ser más transparentes con la aplicación de esta estrategia. El consumidor ahora es más sensible porque la plata le alcanza para menos. Al ser más racional, dejará de comprar”. En países como Brasil, según la analista, las empresas pueden ejecutar esta estrategia si informan al consumidor primero.
El tamaño importa
Según el reporte “Consumer Insights Perú” al cuarto trimestre del 2022, de Kantar Worldpanel, los peruanos están migrando lentamente hacia formatos más grandes en un contexto de alza de precios. Sin embargo, la predominancia en la venta de los formatos de menor tamaño continúa siendo sólida.
“El peruano es un consumidor que destina más del 70% del gasto a formatos pequeños y medianos (los formatos que pueden escogerse son pequeños, medianos, grandes y granel). Pero al cuarto trimestre del 2022, cerca del 20% del gasto es a formatos más grandes. Ello obedece a una búsqueda de rendimiento y ahorro”, dice Ballarin.
Productos como el arroz de 5 kilos, fideos de 900 gramos o detergentes grandes son los productos que están captando esa demanda creciente por mayor tamaño, según la gerente de Kantar.
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Asimismo, el 2022 cerró con un consumo desacelerado por los incrementos de precio. En todo el año pasado, el 43% de las categorías perdió volumen de venta, aunque solo el 17% redujo su número de compradores. “Los consumidores no abandonan las categorías, toman decisiones: mantenerse en una marca con formatos distintos, migrar a una con precios menores o buscar una en canales distintos”, explica Ballarin de Kantar.
Lácteos reduce consumo al cierre del 2022
Según un reciente reporte de Kantar Worldpanel, todas las canastas del mercado incrementaron su consumo en el cuarto trimestre del año pasado, en comparación al mismo periodo del 2021, excepto la de lácteos,
Esta canasta sufrió una contracción de 9% interanual en su consumo el pasado trimestre, mientras que alimentos, bebidas, cuidado personal, belleza y cuidado del hogar crecieron entre 2% y 6%.
De acuerdo a Cecilia Ballarin, gerente de servicio al cliente de la consultora que hizo el estudio, esta particularidad de los lácteos al cierre del año responde a la reapertura total de las actividades fuera del hogar.
“El último año, que las restricciones eran casi nulas, los chicos volvieron a clases, los jóvenes a las universidades y el trabajo presencial. Esta disminución de lácteos responde a la pérdida de momentos de consumo en el hogar. Ya no tienes a los niños 100% del día en la casa donde su snack era un pan con queso, yogurt o un vaso de leche”, asegura.
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