Redacción Gestión

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(Bloomberg).- Hay un tema que por sobre todo el primer ministro Mariano Rajoy trata de evitar en vísperas de las elecciones generales españolas de este mes y que acaba de volver a poner en las portadas de los diarios: los rescates financieros.

Como la empresa de energías renovables con sede en Sevilla pidió protección de sus acreedores antes de que se inicie la elección, los sindicatos y el líder de su región de origen solicitan un rescate del gobierno para proteger a unos 7,000 trabajadores españoles.

Eso pone en aprietos a Rajoy.

Ocurre que el funcionario no sólo quiere evitar entregar dinero de los votantes a una compañía privada justo antes de pedirles que lo vuelvan a elegir sino también que todo su mandato giró en torno a rescates de un modo u otro. Y su estrategia eleccionaria es evitar hablar de ellos.

"Si bien un titular sobre pérdida de puestos de trabajo es lo último que el PP quiere ver, un titular que diga que se usa dinero de los contribuyentes para ayudar a una compañía privada es munición para la oposición", declaró Antonio Barroso, analista político de Teneo Intelligence en Londres, en una entrevista telefónica. "Si se debe ayudar a Abengoa o no es una decisión difícil".

Cuatro años de rescates.Desde que asumió su cargo en el 2011, Rajoy rescató a las regiones, la industria de la banca y extendió los programas de asistencia a la industria energética, cargándoles obligaciones a los contribuyentes. En junio del 2012, cuando los inversores amenazaban con dejar al soberano español fuera del mercado, el primer ministro se vio obligado a pedir un rescate a la Unión Europa.

España pidió prestados 41,000 millones de euros (US$ 45,000 millones) para sanear su sistema financiero y, a cambio, debió permitir que los inspectores de la UE revisaran sus cuentas e impusieran una serie de reformas financieras. Después resistió las presiones para que pidiera un rescate soberano con todas las letras en el otoño de 2012, con la ayuda de la promesa del Banco Central Europeo de mantener unida la zona euro.

Ese es el episodio en que ha centrado su atención desde entonces.

"La gran medida de política social de este mandato es evitar el rescate", declaró Rajoy ante los legisladores durante el debate de febrero sobre el Estado de la Nación en el parlamento. "Fue la mejor".

Sus ministros han dado señales variadas sobre si Abengoa debe recibir ayuda.

"Aquí nadie piensa que el gobierno vaya a inyectar más liquidez en Abengoa", dijo el ministro de Industria, José Manuel Soria, en la entrevista radial que dio el viernes. "No estamos en un momento en que el gobierno intervendría si una empresa se viera en apuros".

Cuando la compañía pidió protección de los acreedores el 25 de noviembre, la ministra de Trabajo Fátima Báñez pidió que "todos juntos" encontraran la manera de salvar los empleos de Abengoa.

"Dada la magnitud de la plantilla, la quiebra de Abengoa podría tener un impacto muy importante", opinó José Manuel González Limón, profesor de economía de la Universidad de Sevilla. "Pero si los gobiernos central o regional decidieran ayudar con subsidios, convertirían una pérdida privada en una carga social, perjudicando a todo el país".

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