La curva de tasas de interés ha experimentado recientemente un aplanamiento, dado el incremento de las tasas de corto plazo y la reducción de los tramos de mediano y largo plazo. Luis Falen, head de Macroeconomía de Intéligo SAB, explica que esto se debe a la combinación de la desaceleración del crecimiento económico y los temores de que la posición de la Reserva Federal sea más alcista.
“Lo primero genera presiones bajistas en los tramos más largos, mientras que lo segundo lleva a que aumenten las tasas de corto plazo y disminuyan las de mediano y largo plazo”, afirma.
En este contexto, el rendimiento del Tesoro a 10 años de Estados Unidos retrocedió a 1.20% desde un pico reciente de 1.74% a fines de marzo. El rendimiento a dos ños ha aumentado 4.0 puntos básicos durante este periodo.
Esto ha tenido un impacto en el mercado de acciones. La caída de la tasa de 10 años ha impulsado el precio de las acciones cuyas valorizaciones dependen fuertemente de sus utilidades futuras (growth), como lo son las tecnológicas. El índice Nasdaq —que agrupa a las principales empresas de tecnología— registra nuevos máximos históricos y el índice subió 5.5% durante junio, dejando nuevamente rezagadas a las acciones del tipo value.
Sin embargo, Falen considera que es probable que este escenario no se mantenga en los próximos meses y las tasas comiencen a presentar presiones al alza durante la segunda parte del año. La estabilización del crecimiento, el incremento de las expectativas de inflación y una mayor emisión de bonos del Tesoro serían los principales determinantes del rumbo que tomarán las tasas en lo que resta del año.
Si bien el crecimiento económico de Estados Unidos alcanzó un pico en marzo y comienza a moderarse, aún se proyecta que estará por encima de su nivel potencial. Tomando como base de comparación una estimación de crecimiento del PBI de Estados Unidos del 7.0% en el 2021, Falen señala que se tendría que el promedio de los últimos dos años sería de 3.5%, por encima del promedio de los últimos cinco años y del estimado de 2.0% del PBI potencial.
“En este contexto de crecimiento por encima de su nivel potencial, es probable que las expectativas de inflación de largo plazo comiencen a recuperarse, alineándose al objetivo de la Fed”, dice Falen. Agrega que las emisiones de bonos por parte del Gobierno —que fueron ralentizadas mientras se negocia el presupuesto entre republicanos y demócratas— se normalizarán en las próximas semanas una vez que se alcance un acuerdo entre ambas partes.
“De esta manera, esperamos que las fuerzas que presionan a la baja los rendimientos disminuyan. Así, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años se ubicaría alrededor de 2.0% hacia el final del año, desde el 1.2% en que se ubica actualmente”, prevé el economista.
Falen apunta, además, que, en la medida que continúe profundizándose la rotación hacia los sectores más cíclicos de la economía, las acciones más beneficiadas serán las que muestran mayor rezago, como las value, cuyas valorizaciones lucen más atractivas que las growth. Las acciones relacionadas al sector financiero destacarían en la segunda parte del año.
No obstante, revela que aún hay amenazas en el horizonte. “Entre los principales riesgos que se presentan para la segunda parte del año tenemos una inflación mayor a la esperada, presiones muy fuertes al alza para las tasas de interés y rebrotes de la pandemia disruptivos que retrasen el proceso de reapertura de la economía”.