La Reserva Federal (Fed) ha dado el primero paso para el retiro de estímulos, al acordar empezar a reducir las compras de activos en US$ 15,000 millones al mes. Esta estrategia supone el primer paso para retirar el apoyo de emergencia —vigente desde marzo del 2020— que hasta ahora funcionaba por un importe de US$ 120,000 millones al mes.
El monto anunciado es efectivo para lo que resta del año (noviembre y diciembre). Transcurrido este periodo, la Fed espera aplicar recortes similares, pero reconoce que están preparados para ajustar el ritmo de las compras si los cambios en las perspectivas económicas lo justifican.
“El inicio del tapering tuvo un efecto limitado en el mercado, una prueba inequívoca de que la Fed cumplió con las expectativas. Aunque las rentabilidades de la deuda aumentaron, su incremento fue más moderado que el de sesiones previas”, señala Luis Falen, head de Macroeconomía de Inteligo. Ese día la deuda a corto plazo, la más sensible a las expectativas de subidas de tasas de interés, se mantuvo por debajo del 0.5% mientras el bono con vencimiento en 2031 se situó en el 1.57%, lejos de su máximo anual de 1.74% registrado el pasado mes de mayo.
Falen también indica que el inicio del retiro de estímulos por parte de la Fed no afectó negativamente a la renta variable. “Al contrario, permitió a los tres índices de referencia de Wall Street abandonar la tendencia negativa con la que comenzaron la jornada y revalidaron sus máximos históricos, una tendencia que ha cobrado un protagonismo especial con la actual temporada de resultados”, apunta. El día del anuncio el Nasdaq avanzó un 1.0%, mientras el Dow Jones y el S&P sumaron un 0.29% y un 0.65%, respectivamente.
“Hacia adelante, no se deben descartar correcciones de los índices que hoy cotizan en máximos históricos, teniendo en cuenta la fuerte caída que se dio durante el tapering del 2013, sobre todo en mercados emergentes”, afirma Falen. Si bien es difícil que se repita una corrección similar, el economista dice que existe cierta vulnerabilidad.
Es cierto que hoy el punto de partida es distinto: mejor entendimiento sobre las políticas no convencionales de la Fed, menor concentración de flujo de liquidez hacia deuda y monedas emergentes, y mejor comunicación de parte de la institución monetaria. “Sin embargo, ello no quita la posibilidad de sorpresas negativas”, precisa Falen.