Redacción Gestión

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SISTEMA PRIVADO DE PENSIONES. En una decisión que sin duda será aplaudida por un gran porcentaje de la población, la Comisión de Economía del Congreso aprobó un proyecto de ley para que los afiliados a las puedan, al cumplir los 65 años, retirar hasta el 95.5% de su fondo de pensiones, reservando el 4.5% para mantener la cobertura de salud.

Esta propuesta, avalada por siete de los nueve miembros de dicha comisión, es una muestra del facilismo con que se debaten en el Legislativo temas vitales para el país, mirando más las encuestas que el futuro.

Hace una semana, en esta misma columna, decíamos que el sistema previsional está lejos de ser perfecto y necesita cambios, pero requiere una evaluación técnica, despojada de apasionamientos y análisis populistas. Lamentablemente, esto no se está dando.

La idea romántica de que los afiliados usarán "inteligentemente" ese dinero para asegurarse una pensión mucho mayor a la que podrían tener en la propia AFP o en una compañía de seguros, no tiene ningún referente real. Por ejemplo, en Australia las personas pueden utilizar todo su fondo al cumplir 55 años, y un reciente estudio, según The Economist, revela que un 25% de ellos se quedó sin dinero a los 70 años.

Hace tres años se hizo un intento por reformar el Sistema Privado de Pensiones (SPP), esfuerzo que no funcionó debido a Luis Castilla, por entonces ministro de Economía, y a Daniel Schydlowsky, presidente de la SBS, aunada a la actitud tímida que siempre han mostrado las AFP para afrontar los problemas reales que existen en el sistema.

Los problemas no se solucionan solos ni dejando de hablar de ellos, los cambios que requiere el SPP son urgentes, pero permitir que los jubilados reciban todo su fondo de pensiones incrementa el riesgo de que lo gasten demasiado rápido y se terminaría trasladando el problema de la cobertura al Estado que cuenta con un sistema público desfinanciado y un programa como Pensión 65 que ya ha crecido exponencialmente.

Una reforma real del SPP implica cambios en la legislación laboral para poder llegar a esos 12 millones de trabajadores informales que hoy no ahorran para su vejez y mayores opciones para los afiliados. Todo lo demás es populismo.

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