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Los logros que las economías emergentes han alcanzado en las últimas décadas podrían desmoronarse, con consecuencias económicas, sociales y políticas para el resto del mundo, según un alto funcionario de Singapur.
La advertencia de Tharman Shanmugaratnam, viceprimer ministro y asesor económico del primer ministro de Singapur, se conoce cuando la pandemia de coronavirus ha enviado a la economía mundial a su peor crisis desde la Gran Depresión.
“Cuando pensamos en el futuro de la economía mundial, pensamos fundamentalmente en si el mundo emergente va a surgir o si se va a sumergir”, dijo Tharman en una conferencia en línea organizada el jueves por DBS Group Holdings Ltd.
“Todo, desde la migración forzada hasta la exportación del extremismo político, se hará realidad si vemos un crecimiento limitado y un gran número de personas que quedan desempleadas, ya sea formal o informalmente”, dijo Tharman. “Habrá consecuencias en todas partes del mundo”.
Para evitar un escenario de ese tipo, las instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional deberán guiar la respuesta económica a la pandemia, señaló.
El mes pasado, el Banco Mundial proyectó que la producción de los mercados emergentes se reduciría por primera vez en al menos seis décadas. La entidad advirtió que la pandemia y la recesión mundial conducirán a un aumento de la pobreza en las naciones menos desarrolladas, así como a una mayor carga de deuda.
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El enfoque clave de las instituciones multilaterales y los países en su conjunto es “cómo evitar que el mundo emergente se convierta en un mundo sumergido, porque va a afectar a todo el mundo”, sostuvo Tharman.
El grupo de las 20 economías líderes ha dicho que este año decidirá si va a extender la suspensión actual de los pagos de la deuda para los países más pobres.
En el mismo panel, el exmiembro del banco central indio Raghuram Rajan advirtió que muchos países emergentes verán que la proporción de la deuda gubernamental con respecto al producto interno bruto se disparará.
El crecimiento en estos países tendrá que ser impulsado por la demanda externa, y los gobiernos tendrán que pensar con sensatez sobre los costos que tendrá que soportar el sector financiero, indicó.
“Lo último que queremos, más que una crisis del sector corporativo, es una crisis del sector financiero”, dijo.