El MEM completó la transferencia planificada a estas tres regiones. (Foto: USI)
El MEM completó la transferencia planificada a estas tres regiones. (Foto: USI)

Los problemas a nivel político y los escándalos de corrupción en el Poder Judicial y en el sector político del país, junto al impacto de los factores externos (guerra comercial y retiro del estímulo monetario por parte de banco central de los EE.UU. -FED), ya están pasando factura a la economía nacional.

Las cifras del crecimiento del PBI son elocuentes. Luego de repuntar a una tasa de 3.1% y 5.4% en el primer y segundo trimestres de este año, respectivamente (tras crecer 2.5% en todo el 2017), en el tercer trimestre se habría desacelerado a un ritmo de 2.5%, según las proyecciones de Macroconsult.

El correlato más notorio de esta situación es en el componente de inversión, tanto pública como privada. Esta última, que venía con una tendencia claramente positiva desde el tercer trimestre del año pasado (tras 14 trimestres de caídas consecutivas, ver gráfico), se habría desacelerado drásticamente en el tercer trimestre y habría crecido solo 1.1%.

El reflejo directo de esta desaceleración se ve en las importaciones de bienes de capital, que en agosto vienen cayendo (-3.3%) por segundo mes consecutivo; pero la desaceleración de esta variable comenzó mucho antes: tras crecer en 17% en abril, paulatinamente ha venido creciendo a menores tasas hasta caer en julio y agosto.

Si se consideran los componentes de las importaciones de bienes de capital se observa que la tendencia negativa se da claramente en la industria, pero también las importaciones de bienes de capital para la agricultura vienen oscilando y registran una caída en marzo.

Lo primero es consistente con la debilidad de la demanda interna, mientras que la oscilación de las compras de estos bienes para la agricultura se ve influenciada también por la demanda externa de nuestros productos de agroexportación.

Consumo duradero

Pero el ruido político y la corrupción no solo afectan las decisiones de inversión, sino también las decisiones de consumo, en particular de bienes duraderos, que muestra similar comportamiento que las importaciones de bienes de capital.

En efecto, venían acelerando su crecimiento desde enero de este año, hasta llegar a un ‘pico’ en abril (22.6%), para luego desacelerar hasta caer en junio (-10.3%), julio (-0.6%) y agosto (-5.7%).

En un panorama incierto, que genera el ruido político, la corrupción y los factores externos, los consumidores tienden a postergar compras de este tipo de bienes que generalmente significan endeudamiento a pagar en 12 o 24 meses con sus remuneraciones mensuales.