Davos. (Foto: Reuters).
Davos. (Foto: Reuters).

Europa exhibió sus divisiones en el , al tiempo que cientos de manifestantes congregados en fustigan a los asistentes por ocuparse más de sus hojas de balance financiero que del estado del mundo.

Con gritos de "anticapitalista" y otras consignas, los socialistas, ambientalistas y activistas de otras causas agitaron banderas y carteles con leyendas como "Davos apesta" y "coman dinero", en medio de las frígidas temperaturas del centro de esquí alpino.

"Queremos un mundo mejor, ustedes no deciden por nosotros", dijo Thomas Bruchez, de 20 años, residente de Ginebra.

La manifestación había sido planificada en parte para protestar contra el presidente Donald Trump, quien sin embargo canceló su visita debido al cierre parcial del gobierno estadounidense, pero se realizó de todas maneras y apuntó sus cañones al nuevo presidente derechista de Brasil, Jair Bolsonaro, quien sí asistió.

Las divisiones han sido evidentes toda la semana, sobre todo en materia de comercio. El jueves salieron a relucir las de Europa, no todas relacionadas con el Brexit.

En particular, el primer ministro holandés Mark Rutte no escatimó críticas: sostuvo que los países generalmente más ricos del norte de la UE sienten que los del sur violan impunemente las normas en una gama de asuntos. Uno de los incidentes que provocó su ira fue la posición de Italia contra las normas de endeudamiento del bloque del euro.

El gobierno populista italiano, con apenas un año en el poder, ha decidido elevar su gasto mucho más allá de las expectativas de la UE y solo retrocedió en parte cuando la Comisión Europea amenazó con tomar medidas legales. Aunque persisten preocupaciones de que Italia incrementará su ya enorme deuda y reanimará los temblores financieros que estaban latentes desde el 2015, cuando Grecia recibió su último rescate, la comisión hasta ahora se ha abstenido de tomar medidas contra Roma.

Rutte dijo que la gente en su país le pregunta por qué Holanda toma medidas para acatar las normas presupuestarias cuando Italia y otros países no lo hacen.

"Debemos hacerlo porque queremos tener la casa en orden, no porque lo requiere un tratado europeo, pero esto genera desconfianza entre el norte y el sur y dadas estas divisiones, no soy optimista en cuanto a lo que podemos lograr en materia de competitividad, reforma y cambio climático", afirmó.

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