Redacción Gestión

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¿Las empresas privadas deben arrimar el hombro ante el enorme desafío de los refugiados en Europa, un continente con un desempleo crónico? Los expertos presentes en el no tienen una respuesta fácil.

Un estadounidense y exemigrante kurdo, Hamdi Ulukaya, apodado en Estados Unidos "el rey del yogur griego", logró llamar la atención en el enorme mercado de ideas y debates de Davos con un llamamiento a seguir su ejemplo.

El empresario aseguró que el 30% de los 1,800 empleados de su compañía, Chobani, son refugiados. A través de su fundación Tent, grandes firmas internacionales, como Airbnb, Ikea, LinkedIn, MasterCard y UPS se declararon dispuestos a contribuir a la "gestión y solución de la crisis de los inmigrantes", mediante ayudas, formaciones o incluso empleos.

"Si queremos dar esperanza y oportunidades a más de 60 millones de refugiados en el mundo, eso no debe venir únicamente de los gobiernos y de las ONG" dijo el empresario en Davos, donde la gestión del flujo de migrantes es uno de los temas a debate.

"Bonita iniciativa, pero no se puede comparar lo que se puede hacer en Estados Unidos y en Europa, donde el desempleo es mucho más fuerte", explica el francés Claude Posternak, de la consultoría La Matrice.

El pasado mes de setiembre, cuatro grupos privados franceses, Air Liquide, Michelin, Sodexo y Total, propusieron su ayuda a los refugiados, mediante locales, comida, médicos y acompañamiento profesional.

La patronal francesa Medef prevé también un plan de ayuda para la integración de los refugiados, mientras el banco BNP Paribas anunció un plan de apoyo de 5 millones de euros.

"La integración pasa por el empleo, ¡pero no hay empleos! Cuando hablamos de contratar a refugiados, estamos en un discurso utópico", añade Posternak, que recuerda que en Francia, cuando se habla del desempleo, "hay pánico".

Los recientes atentados en Francia reivindicados o imputados a grupos yihadistas lo único que han hecho es reforzar la desconfianza respecto a los refugiados.

"Si razonamos de forma liberal, hay dos argumentos en favor del empleo de los refugiados o de los inmigrantes" explica en cambio el economista francés Hippolyte d'Albis.

"Los refugiados tienen menos opciones, pueden ser contratados por menos dinero. Es rentable emplear refugiados", afirma.

"Pero hay otra idea: el trabajo se comparte. El 50% de los desempleados en Francia no tienen competencias profesionales. Si los inmigrantes encuentran trabajo, eso significa que tienen las competencias", añade.

En , que acogió 1.1 millones de refugiados en 2015, el sector privado propuso cursos de aprendizaje de alemán, de formación profesional, con empresas como Daimler Benz, el conglomerado industrial ThyssenKrupp, o BASF (química).

En Austria, los supermercados DM proponen decenas de empleos de formación, y la multinacional de limpieza ISS anunció un centenar de empleos para los refugiados.

Pero en Austria las demandas de asilo fueron 90.000 tan sólo en 2015.

"Si el sector privado es capaz de ayudar a la integración de los inmigrantes en la vida activa, eso puede realmente facilitar el crecimiento", cree Nariman Behravesh, jefe economista del gabinete británico IHS.

"Pero políticamente es otro asunto. No hay duda de que va a ser muy difícil", predice.