(Bloomberg).- es uno de los pocos países del mundo con dinero para gastar, y está dispuesto a firmar algunos cheques.

El presidente de China será el anfitrión de casi 30 líderes mundiales en Pekín el domingo en el primer foro 'Un cinturón, una ruta', pieza central de una iniciativa de poder basado en la influencia y respaldado por cientos de miles de millones de dólares para proyectos de infraestructura.

Más de 100 países de cinco continentes se han inscrito, mostrando la demanda de cooperación económica mundial a pesar del creciente proteccionismo en Estados Unidos y Europa.

Para Xi, la iniciativa está diseñada para consolidar su imagen como uno de los principales defensores mundiales de la globalización, mientras el presidente de Estados Unidos Donald Trump reduce fondos extranjeros en nombre de "Estados Unidos, primero".

La cumbre busca mitigar las preocupaciones sobre el ascenso de China y realzar el perfil de Xi en su país, donde se ha convertido en el líder más poderoso desde la muerte de Deng Xiaoping en 1997.

La iniciativa 'Un cinturón, una ruta' "probablemente será el legado más duradero de Xi", dijo Trey McArver, director de investigación de China para TS Lombard en Londres, empresa de investigación de inversiones. "Tiene el potencial de rehacer los patrones comerciales y económicos globales, en particular asiáticos".

La estrategia también conlleva riesgos. La iniciativa es hasta ahora poco más que un lema de marketing que abarca todo tipo de proyectos que China había iniciado en el extranjero durante años, y grandes líderes mundiales como Trump, Angela Merkel y Shinzo Abe se ausentarán. La forma en que Xi responda a una serie de interrogantes pendientes contribuirá en gran medida a determinar su éxito.

Algo clave para reducir la incertidumbre será abordar las preocupaciones de rivales estratégicos como India, Rusia y Estados Unidos, sobre todo porque el creciente poderío militar de China le permite ser más asertivo sobre territorio disputado.

Medidas chinas para gastar más de US$ 50,000 millones en un corredor económico en Pakistán, construir un puerto en Yibuti e instalar oleoductos en Asia central están creando infraestructura que podría utilizarse para desafiar a potencias tradicionales.

"China necesita reconocer que la forma en que percibe la iniciativa 'Un cinturón, una ruta' no es necesariamente la misma manera en que lo harán otros", dijo Paul Haenle, ex director para China en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien ahora dirige el Centro Carnegie-Tsinghua en Pekín.

Para países como Estados Unidos, dijo, "es imposible no ver la iniciativa con un lente geopolítico: un intento chino de construir una esfera de influencia".

En setiembre del 2013, cuando Xi propuso por primera vez el plan en una ignota universidad de Kazajstán, se centró en la masa continental de Eurasia. Desde entonces, ha cambiado repetidamente de nombres y se ha ampliado para incluir el mundo entero, con el objetivo principal de reconstruir las rutas comerciales antiguas de China a Europa por tierra y por mar.

Un factor clave fue el económico: China quiere impulsar el crecimiento en regiones subdesarrolladas y encontrar más mercados para excedente de capacidad industrial. Con más de US$ 3 billones en reservas internacionales —más de la cuarta parte del total mundial— China tiene más recursos que economías desarrolladas con problemas para cumplir objetivos presupuestarios.

China ha invertido más de US$ 50,000 millones en países que participan en 'Un cinturón, una ruta' desde el 2013, según la agencia oficial de noticias Xinhua. Credit Suisse Group AG ha dicho este mes que China podría asignar más de US$ 500,000 millones a 62 países durante cinco años.

El plan representa un "cambio profundo" sobre la forma en que China interactúa con el mundo, según Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin en Pekín, quien ha escrito tres libros sobre la iniciativa.

"China ha pasado de ser participante de la globalización a un líder principal", dijo. "Es Globalización 2.0".