Redacción Gestión

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El Partido Comunista de marcará el fin de una década prodigiosa con el nombramiento de una nueva cúpula dirigente.

Desde la asunción del actual presidente en 2002, China cuadruplicó su Producto Interno Bruto (PIB) y se convirtió en la segunda economía del mundo y el primer exportador e importador global, con la mayor cantidad de reservas monetarias del mundo.

Sin embargo, hoy está en debate las debilidades que padece el país asiático, así como los retos económicos para los nuevos gobernantes.

Según Shujie Jiao director de Estudios Contemporáneos Chinos de la Universidad de Nottingham en Reino Unido China enfrenta los dilemas típicos de una economía en desarrollo.

"Si la primera fase de su despegue fue gracias a la exportación basada en una mano de obra barata. Ahora necesita dar un nuevo paso hacia una economía dominada por la innovación tecnológica. Esto, que fue posible para países asiáticos más pequeños como o , es un problema en China debido a su gigantesca población. Es un proceso que va a tomar décadas", le dijo a BBC Mundo.

China es el primer exportador del mundo, pero más del 44% de sus envíos son de procesamiento de partes y ensamblaje, con poco valor agregado de un producto originario de otro país ( y , entre otros).

Demanda internaEl gran desafío de China es robustecer su demanda interna, respecto a la gran preponderancia que denota sus exportaciones. Sin embargo, las condiciones no están dadas.

En 2011, la inversión constituyó un 48% del PIB chino: el consumo doméstico fue de apenas un 34%, una cifra que representa una continua caída desde los diez años precedentes.

Además, la tasa de ahorro china es equivalente al 51% del PIB, más alta que la tasa de inversión. ¿A qué se debe? La población ahorra para afrontar cualquier emergencia de salud y ante la deficiente cobertura de jubilación, pese a que el Gobierno ha tomado medidas al respecto. A esto se agrega que la inversión ha dejado un legado de deudas y dudosa infraestructura.

Otra debilidad es el rezago de la crisis financiera del 2008. China tuvo que lanzar una inversión masiva estatal de unos US$586.000 millones para la recuperación nacional (y mundial), pero generó una situación insostenible. Además, el crecimiento del crédito bancario hasta un 171% del PIB enciende la alarma de una caída similar a la de Lehman Brothers.

Las paradojas no terminan: en términos del PIB, China es la segunda economía mundial, pero en el índice de Desarrollo Humano de la se encuentra en el puesto 101, por debajo de la mayoría de los países latinoamericanos (solo supera a El Salvador, Paraguay, Bolivia, Honduras y Nicaragua). Y en comparación con Estados Unidos, tiene un ingreso per cápita seis veces menor.

Esos serán algunos de los puntos críticos que afrontará la nueva administración china.