Redacción Gestión

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Crónica de una crisis anunciada. Los economistas afirman que esto se veía venir, los medios publican titulares alarmistas y los empresarios peruanos revisan sus estrategias. Una guía práctica para entender lo que está pasando y no entrar en pánico.

El día amaneció soleado y caluroso. Era un lunes de finales de agosto y se anunciaba la llegada del final del verano en el hemisferio norte. A las pocas horas de amanecer, sin embargo, el día se tornó oscuro, propiciando que analistas financieros lo bautizaran como Black Monday por la estrepitosa caída de las bolsas a nivel global que se vivió a lo largo de ese lunes 24 de agosto.

Mientras los mercados de occidente dormían, el Shanghai Composite Index, índice bursátil chino, había caído 8,5%, borrando todas las ganancias que había acumulado a lo largo del año. A minutos de su apertura, el índice bursátil Dow Jones cayó 1.089 puntos, la mayor caída puntual durante un día de trading en su historia.

A lo largo de la mañana, se logró recuperar algo de lo perdido; sin embargo, ese lunes 24, el Dow cerró con una caída de 588 puntos (-5,44%), la más profunda desde agosto del 2011. Acciones emblemáticas como Pepsi y General Electric cayeron más de 20% en un momento y la de Costco cerró el día en -16%.

La turbulencia y el frenesí por deshacerse de ciertas acciones habían empezado en China, que registró su peor caída bursátil en ocho años. Pocos días antes, el gobierno chino había dado a conocer indicadores poco auspiciosos sobre su crecimiento económico y había anunciado una devaluación del 4% de su moneda, el renminbi, frente al dólar para abaratar sus exportaciones y así poder estimular.

Esto último generó preocupación en los mercados internacionales, sobre cuán sana –o no tan sana– estaba realmente la economía del gigante asiático, lo que a su vez desató la ola de incertidumbre que se trasladó a los mercados bursátiles internacionales.

Las noticias poco alentadoras de la segunda economía más grande del mundo coincidieron con la continua caída del precio del petróleo, que cayó ese día a US$ 38 por barril, muy por debajo del precio del año anterior, cuando bordeaba los US$ 100 por barril.

¿Qué es lo que realmente está pasando con la economía China? ¿Cuán profunda es su desaceleración económica? ¿Cómo afecta esta a los mercados de la región y, principalmente, al peruano? ¿Qué implicancias tiene la devaluación de la moneda china para el Perú? G DE GESTIÓN conversó con economistas, empresarios y expertos para conocer sus diversos análisis del tema.

Seguirá cayendo"Esto que está pasando en China tenía que ocurrir tarde o temprano. El centro de gravedad global está hoy en China, que está sobreendeudada (sobre todo en términos de deuda corporativa). Su deuda equivale al 170% del PBI, es una deuda cercana a la española (Chile, comparativamente, tiene una deuda que equivale al 105% de su PBI, y EE.UU., al 100%).

Esto era manejable cuando su economía crecía a tasas cercanas al 10% anual y sus utilidades crecían 30%, con lo cual había caja para pagar la deuda. Hoy, eso ya no sucede. Hay poca capacidad para servir la deuda. Pero lo que ha cambiado es que China optó por empezar a crecer por la vía del consumo y no por la vía de la inversión. Esto es un cambio profundo con implicancias a largo plazo.

El gobierno está reorientando su foco hacia proyectos de inversión más eficientes; sin embargo, indicadores básicos, como el consumo de cobre, han crecido 0%", explica Leonardo Suárez, economista jefe y director de estudios de Larraín Vial.

Para Matías Braun, gerente de estrategia de IMTrust Credicorp Capital, está pasando lo siguiente: "Básicamente, el modelo de crecimiento de desarrollo chino, que estaba siendo balanceado en una economía exportadora, enfrentó sus desafíos.

La tasa de crecimiento estaba cayendo rápidamente, el gobierno trató de impulsar, a través de medidas monetarias –aumentando incentivos financieros–, a prestar más fondos para los locales para que fueran gastando más y esto no resultó porque la actividad local no creció para contrarrestar la caída en las exportaciones".

En efecto, China está usando sus reservas para mantener a flote su tipo de cambio y evitar una fuga masiva de capitales del país. Solo en agosto, usó más de US$ 100.000 millones de sus reservas. Sin embargo, aún le quedan US$ 3,56 mil millones en reservas, el monto más alto de reservas a nivel global.

"Este año, China cambió su estrategia: va a darle más tiempo al esquema anterior (crecer por inversiones y no tanto por consumo). Parte de este proceso es que se permite una mayor depreciación del renminbi, que estaba muy apreciado. Se va a depreciar más y, por lo tanto, los incentivos a volver a un crecimiento exportador se retoman", agrega Braun.

"Ahora bien, mi escenario base es el siguiente: China se ajusta y empieza a crecer entre 5% y 6%, lo cual es mejor para el gigante asiático porque necesita menos deuda. Es malo para los mercados emergentes, como Chile y el Perú, porque se consume menos commodities y hay que tener en cuenta que China consume el 40% de los commodities a nivel global. Creo que existe un 20% de riesgo de que se repita una crisis como la de 1997.

También es importante tener en cuenta que los chinos dejan de comprar commodities y bienes en general durante años lunares, como el pasado. Solo compran lo que está establecido en sus contratos y muy poco en el mercado spot. Pero así como dejan de comprar con mucha violencia, también salen a comprar en grandes magnitudes y esto sucede en los grandes aniversarios, como los que se vienen, pero hoy la oferta está restringida", precisa Suárez, de Larraín Vial.

¿Existe, entonces, la posibilidad de que se repita un escenario como el que se vivió en 1997 y 1998 con una crisis asiática? "Yo diría que no estamos ante una crisis financiera o económica china, sino más bien ante una crisis por cambio de modelo. Todo cambio implica una crisis, pero no necesariamente debe ser negativa. Los fundamentos de la economía china están sanos y es acertado que ellos están cambiando de un modelo de inversión estatal hacia una economía de consumo", explica José Sam, presidente de Samcorp y SinoLATAM Forum.

"Por otro lado, lo que veo es un rebalanceo coordinado entre el gobierno americano y el de China para mantener el equilibrio económico mundial. Después de dos décadas en que los chinos han estado fortaleciendo su moneda, actuando como la locomotora de la economía mundial, hoy hay un cambio de posta, donde EE.UU., con una economía sana, le toca ser la locomotora nuevamente, mientras que China devalúa su moneda para ser más competitiva y seguir creciendo para resolver temas sociales", añade Sam.

Efectos secundariosEl 24 de agosto, la bolsas de la región también registraron pérdidas, contagiadas por la turbulencia internacional. Solo el índice general en la Bolsa de Valores de Lima cayó 4,33%, una de las caídas más profundas en los mercados emergentes, debido a que la economía peruana está bastante sujeta a los vaivenes de la China, al ser uno de sus principales proveedores de commodities.

Pero más allá de dicha caída puntual, ¿qué efectos tiene esta desaceleración y cambio de modelo de crecimiento chino sobre la economía peruana? "Hay un efecto directo; en los últimos 20 años, cada punto del PBI chino equivalía a 0,70 de PBI peruano. En este sentido, la desaceleración más la caída de precios de los minerales van a tener una incidencia directa.

Ambas economías están intensamente ligadas y el Perú se ha venido dejando arrastrar por la economía china en los últimos 20 años sin aprovechar el viento favorable en implementar reformas que permitan mejorar al país", señala José Sam.

"Uno de los sectores más expuestos a la desaceleración china será el exportador. Más que una reducción en la cantidad de bienes exportados se verá que los márgenes estarán muy presionados. Esto, a su vez, genera presión sobre el tipo de cambio, que ha caído 16%.

El peso colombiano ha caído 60% y la moneda en Chile ha caído 20%. Esto hace que hoy sea más barato contratar a Colombia que al Perú, solo porque ahora son más competitivos en su tipo de cambio", afirma José Carlos Saavedra, socio de Estudios Económicos y economista jefe de Apoyo Consultoría.

"No hay mucho margen para intervenir en el tipo de cambio porque ya está bastante intervenido. Si el BCR permite que haya una mayor depreciación de la moneda, generará efectos negativos sobre el sector financiero", dice Braun de IMTrust Credicorp Capital. En otras palabras, comenta Suárez, se afecta a toda la demanda interna, los inversionistas paralizan las inversiones y eso tiende a bajar el crecimiento económico.

El alza del dólar sube los costos de las compañías y la demanda interna, y los márgenes de compañías bajan.

Ahora bien, pese a que sí se verá una desaceleración en el crecimiento de la economía peruana producto del freno del crecimiento chino, "la economía peruana está mucho mejor preparada y sólida para enfrentar esta crisis", dice Saavedra. La deuda del Perú es bajísima, solo llega a ser el 20% del PBI, mientras que en 1998 era de 51,2%.

Los ahorros fiscales del país son cercanos al 15% del PBI y el sistema financiero está mucho mejor protegido y preparado contra vaivenes externos. "Cabe resaltar que en la crisis de 1997, que duró hasta el 2000, más de la mitad de los bancos salieron del sistema financiero", precisa Saavedra.

La gran conclusión de los analistas entrevistados para este informe es que ya se tocó fondo en la parte crítica del ciclo de decrecimiento. Pese a ello, queda aún un año y medio de incertidumbre económica debido a que no es del todo certero qué seguirá pasando en China, si es que el Banco Federal de EE.UU. subirá sus tasas y cuán profundo será el impacto del fenómeno de El Niño en el Perú. A eso se debe agregar que el próximo año hay elecciones en el país, lo que de por sí genera temor y frena las intenciones de inversión.

Se llegaría entonces a un crecimiento más sano y sostenible en el 2017.

Colaboración: Adriana Roca