Redacción Gestión

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Pekín (Reuters).- Los dados a conocer hoy remarcaron la necesidad de un por parte de Pekín para apoyar el crecimiento y lidiar con el daño que está asestando a la economía el recorte de producción, inventarios e importaciones que están realizando las empresas locales.

Las importaciones cayeron un 2.6% en agosto, en comparación con las expectativas de un aumento del 3.5%.

Las exportaciones crecieron el mes pasado un 2.7% en una tasa interanual, por debajo de la previsión de un 3% obtenida en un sondeo de Reuters.

Estos son una mala noticia en un país donde las exportaciones generan el 25% del Producto Interno Bruto, apoyan unos 200 millones de empleos y donde los analistas ya esperan que la economía tenga su año de desde 1999.

"La sorpresa de las importaciones es muy inusual. Es una para el Gobierno y que probablemente se veía venir", dijo Zhang Zhiwei, economista jefe para China de Nomura en Hong Kong.

"Ahora tenemos casi toda la serie completa de los datos de agosto y está claro que y que el Gobierno está sintiendo la necesidad de actuar. Creo que habrá más alivio en los próximos meses", agregó.

Algunos economistas temen que el panorama sea tan pobre que China incumpla su para el 2012 sin una nueva ronda de estímulo, sumado a la flexibilización monetaria y fiscal que ha adoptado desde el año pasado y a los 150,000 millones de dólares en proyectos de infraestructura anunciados la semana pasada.

Esos temores pese a un rebote en el superávit comercial en agosto a 26.700 millones de dólares fueron amplificados por datos reportados el domingo que mostraron que el crecimiento de la alcanzó en agosto su ritmo más débil en más de tres años.

Los datos comerciales fueron de los peores desde los momentos más duros de la crisis financiera global, confirmando la advertencia del presidente Hu Jintao el fin de semana en la reunión de los líderes de la zona Asia-Pacífico sobre los "graves desafíos" que plantea la economía mundial.

Analistas señalaron que era inusual que Hu hiciera comentarios de ese tipo sobre la economía en una reunión internacional y que esto podría marcar un nuevo nivel de preocupación en China que potencialmente genere temores para Asia.

"El resto de Asia había estado esperando que China pudiera dar algún tipo de soporte, estímulo, en términos de consumo pero eso no está pasando", dijo el economista Kevin Lai, de Daiwa.

La última vez que China declaró un estímulo oficialmente fue el plan de 2 billones de yuanes (635.000 millones de dólares) dado a conocer en el 2008, cuando el comercio global tuvo una fuerte caída y al menos 20 millones de trabajadores chinos perdieron su trabajo en cuestión de meses mientras la crisis financiera se extendía a nivel mundial.

La pérdida de puestos de trabajo a esa escala ha sido evitada hasta ahora, pero sigue siendo un factor de mucho riesgo para Pekín de cara a la transición de liderazgo en la cúpula del Partido Comunista, que se supone debería desarrollarse en una situación de prosperidad y estabilidad social.

Esa es una razón clave por la que analistas e inversores creen que el gobierno actuará de forma decisiva si los datos empeoran más, pero la amenaza inflacionaria y especulativa causada por el último esfuerzo de estímulo ha frenado mayores acciones al respecto.

"Las cifras de agosto sugieren algo de debilidad en la economía doméstica, que incitará a mayores expectativas de estímulo", dijo Connie Tse, economista de Forecast en Singapur.

"De cualquier manera, mi visión sigue siendo que el estímulo fiscal y el alivio monetario no será tan agresivo como el que se vio en 2009/2010, por preocupaciones de posteriores expectativas inflacionarias, burbujas de activos y los riesgos resultantes de una rápida expansión de las hojas de balance de los bancos domésticos", agregó.