Redacción Gestión

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Fráncfort (Reuters).- Josef Ackermann dejó la presidencia ejecutiva del Deutsche Bank lanzando un ataque velado contra Grecia y los riesgos que su inestabilidad representa para la zona euro y el crecimiento económico.

Cerca de 7,000 personas poseedoras de un 34% de las acciones comunes de Deutsche estuvieron representadas en una asamblea de accionistas que fue la última aparición de Ackermann como presidente ejecutivo antes de que le entregara el mando a los copresidentes Anshu Jain y Juergen Fitschen.

Ackermann se mostró pesimista sobre el panorama para el sector bancario y fustigó a Grecia y a otros países de la zona euro, cuya renuencia a asumir reformas contribuyó a que la crisis se propague por la región, según afirmó el ejecutivo.

"Las condiciones económicas, los niveles de deuda y la falta de voluntad de desarrollar reformas de algunos países de la zona euro siguen dando pie a la preocupación", dijo Ackermann.

Durante el período de Ackermann como jefe de Deutscheel banco se convirtió en un prestamista global con operaciones de banca de inversión, banca minorista y administración de riqueza.

Una mayor presencia internacional de Deutsche y su enfoque en banca de inversión hicieron temer que el banco pudiera descuidar sus raíces alemanas, un factor que llevó al nombramiento del banquero corporativo alemán Juergen Fitschen para que trabaje junto a Jain, especialista en banca de inversión y de origen indio.

La expansión del banco en Estados Unidos provocó además una serie de demandas vinculadas a activos subprime, un legado que Ackermann dijo era "el precio por hacer negocios allí", aunque agregó que Deutsche no estaba en modo alguno más implicado en disputas legales que sus pares y que era vital tener presencia en ese mercado para ser un competidor global.

Fuera del edificio donde se realizaba la reunión, manifestantes del grupo anti globalización Attac protestaron contra las operaciones del banco en materias primas y contra su rol en las finanzas globales.