En economía política, es difícil realizar testeo empírico riguroso. Los académicos no disponen de los experimentos que afloran en otras ramas de la investigación económica, como por ejemplo cuando un estado eleva su salario mínimo y sus vecinos no. Con el covid-19, sin embargo, los economistas políticos tienen la oportunidad de analizar, en tiempo real, cómo reaccionan los modelos de gobernanza ante un shock simultáneo.
Varias taxonomías son usadas para categorizar los modelos de capitalismo. Una muy destacada corresponde a “Varieties of Capitalism” (“Variedades de capitalismo”, 2001), libro editado por el científico político Peter Hall y el economista David Soskice. Se distingue entre economías de mercado liberales (EML), tales como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, y las economías de mercado coordinadas (EMC), como Alemania, Austria, Países Bajos y los países nórdicos.
El capitalismo EML es pujante y se basa en mecanismos de mercado para asignar recursos y determinar salarios, y en mercados financieros para asignar capital. Las EMC simpatizan con organizaciones sociales como sindicatos, y con el financiamiento bancario. Las economías occidentales tienden a situarse entre estos dos modelos. También se ha buscado incluir el capitalismo autoritario y dirigido por el Estado de China y algunos otros países. Branko Milanovic, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, lo llama “capitalismo político”.
Estos enfoques son buenos para analizar las respuestas de los países a la pandemia. Con la innovación, por ejemplo, los académicos distinguen entre la incremental -proceso continuo de mejoras marginales- y la radical -que incluye el lanzamiento de bienes y servicios nuevos-. Las EMC, con su énfasis en aptitudes específicas y pensamiento a largo plazo, son mejores en la innovación incremental, pero están en desventaja frente a la radical, pues las estructuras que han erigido para guiar la economía son lentas para adaptarse al cambio.
Durante la pandemia, EMC como Alemania han tenido una estrategia más coherente para contener los contagios. Puede que las cuarentenas no parezcan un cambio incremental, pero la reducción de las horas de trabajo para limitar el contacto social, prorratear los costos y ganar la aceptación pública de las medidas restrictivas son más fáciles de lograr cuando existen instituciones que posibilitan la acción colectiva.
En cambio, las estrategias frente al virus en Estados Unidos y Reino Unido pueden parecer desarticuladas y ocasionalmente caóticas, aunque como son infatigables EML, estos países tienen mayor probabilidad de ser la fuente de las innovaciones más transformativas en la pandemia: tratamientos y vacunas.
De las 34 candidatas para vacuna monitoreadas por la OMS, solo cuatro están en EMC; las EML tienen trece -AstraZeneca, de capitales británicos y suecos, cruza ambas categorías-. Fueron británicos quienes hallaron la efectividad de la dexametasona, un medicamento barato, para tratar a pacientes covid hospitalizados, y el otro candidato, remdesivir, es estadounidense.
¿Y China? Milanovic sostiene que un factor clave del capitalismo político es la “zona de ilegalidad” que posibilita al Estado suprimir e ignorar los grupos de interés privados. Esto se refleja en las cuarentenas extremas que el país implementó. China también es innovadora, tiene diez candidatas a vacuna. Sin embargo, el capitalismo político padece corrupción endémica y falta de credibilidad.
No habría habido ninguna pandemia si funcionarios locales chinos no hubiesen intentado ocultar el brote original en Wuhan. También parece dudoso que fuera de China se confíe en que la vacuna que produce será segura y eficaz, especialmente considerando que para el partido Comunista sería un logro propagandístico afirmar que salvó al mundo.
La diferencia entre modelos también es manifiesta en las tendencias económicas. Si la pandemia provoca cambios estructurales permanentes, las EML parecen mejor situadas para adaptarse. Empresas anglosajonas se han movido al teletrabajo; alemanas y francesas parecen resistirse. El viraje al e-commerce también ha sido más rápido en las liberales.
Mientras las EML y EMC han actuado para apuntalar los ingresos familiares, China ha mostrado que bajo capitalismo político la ausencia de rendición de cuentas puede llevar a desatender el bienestar individual en el corto plazo. Su estímulo ha estado enfocado en promover la inversión y la construcción; los hogares pobres, en su mayoría, han tenido que arreglárselas por sí solos.
Luego de la pandemia, es probable que cada sistema tendrá argumentos para cantar victoria. Las EMC están rumbo a tener menos muertes y China está viendo un rápido rebote económico. Pero es probable que una EML esté detrás de la derrota definitiva del virus. La vida bajo un modelo capitalista liberal puede ser riesgosa e intimidante; sus fallos causan sufrimiento. Pero cuando las cosas se hacen bien, las retribuciones pueden ser inmensas.
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd, London, 2020