(Bloomberg) El índice de desempleo de España registró una caída récord en abril, pero la recuperación oculta una verdad incómoda: la mayoría de los nuevos empleos siguen siendo temporales y de corta duración.

Las solicitudes de subsidio de desempleo para el mes, publicadas el jueves, cayeron en cerca de 129,000 personas, lo que lleva el número total de españoles desempleados a 3.6 millones frente a un máximo 6 millones durante la crisis.

No obstante, si se observan más detenidamente, los datos apuntan a una debilidad persistente en el mercado de trabajo: los contratos temporales representan la gran mayoría de los nuevos puestos de trabajo, en lugar de contratos permanentes que suelen estar mejor pagados y ofrecen más estabilidad.

Del total, más del 90% de los nuevos empleos eran temporales, incluyendo trabajos estacionales que desaparecen después de las vacaciones de verano y contratos a tiempo parcial que suelen asumir personal que querría trabajar más horas. Algo menos del 6% fueron contratos permanentes y a tiempo completo.

"El trabajo temporal en España es superior a la media europea, parte de ello responde a la demanda estacional de trabajadores, pero también a la dualidad del tipo de contrato", dijo Sandalio Gómez, profesor emérito de la Escuela de Negocios IESE de Madrid.

"El sistema actual hace una distinción clara entre los trabajadores por tipo de contrato, y el pago de la indemnización por despido es la esencia de la cuestión. Los contratos temporales siguen siendo demasiado altos".

En resumen, los trabajadores temporales tienen menos poder de negociación y pueden ser despedidos con más facilidad. Si bien los líderes empresariales apoyan a menudo los cambios, éstos pueden tener implicaciones a largo plazo para la cohesión social.

El fenómeno del aumento del trabajo temporal y a tiempo parcial a expensas de empleos más seguros se está dando en otros lugares de la zona del euro, incluso en Alemania, donde el desempleo se encuentra en un nivel récord.

Y esto alimenta un debate más amplio sobre la desigualdad de ingresos, un factor que alimenta el populismo político en Europa y Estados Unidos.

El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo en abril que el crecimiento del empleo era la mejor manera de abordar la desigualdad de ingresos en el bloque de 19 países. El caso de España muestra que, incluso cuando hay más empleos disponibles, la inseguridad puede permanecer.