Donald Trump, presidente de Estados Unidos. (Foto: Reuters)
Donald Trump, presidente de Estados Unidos. (Foto: Reuters)

En un escenario de temores por una desaceleración económica global, que se han alimentado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, entre los países más preparados para este coyuntura se encuentran Brasil, Chile y Perú; mientras que Colombia y México está en un nivel medio de vulnerabilidad.

Así lo consideró Gabriel Gerzstein, líder Global de Estrategia para Mercados Emergentes de BNP Paribas, al diario Portafolio de Colombia.

“Asumiendo que la desaceleración de la economía global también genere menor apetito de riesgo, la pregunta podría ser: ¿qué tan preparada está Latinoamérica para afrontar un dólar estructuralmente más fuerte?”, señaló el experto.

Añadió que en el caso de Brasil, las fortalezas vienen por el lado de su nivel de balanza comercial, las reservas internacionales, e inversión extranjera directa; y, sobre Perú y Chile, destaca su baja vulnerabilidad fiscal y financiera a shocks externos.

De hecho, considera que “un dólar más fuerte es sinónimo de menor crecimiento global y es justamente el dólar el principal canal de transmisión que vemos como consecuencia de un crecimiento bajo en el mundo”.

Esto, si se tiene en cuenta que hay una dispersión importante entre los ritmos de expansión económica de los países: Estados Unidos tiene mejor dinámica que la zona del euro y Japón, naciones que vienen en desaceleración.

“Debido a la característica del dólar de ser la moneda de funding y de comercio exterior del mundo, su apreciación impacta negativamente en las cadenas globales de valor y en el apetito de los inversionistas internacionales en posicionarse en activos con mayor riesgo”, apuntó.

Esta situación, sumada a los altos niveles de endeudamiento en las grandes economías, hacen que las tasas de interés (nominales y reales) sigan estando bajas por un tiempo más.

“Varios estudios muestran que, entre los principales 20 países de la OCDE, el nivel de pasivos por pensiones que no están fondeados ascienden a 78 billones de dólares. La probable imposibilidad de cubrir estos pasivos tiene un efecto positivo en el nivel de ahorro (agentes, que previendo esta situación deciden consumir menos y ahorrar más)”, explicó Gabriel Gerzstein.

Añadió que esto también genera un impacto en la tasa de interés estructural, así como el hecho de que hay “países asiáticos con un nivel de ahorro de aproximadamente 40% del producto interno bruto".

Así, concluye que “con menos demanda global, es difícil prever mayor inflación por lo cual no vemos un cambio brusco de las condiciones financieras actuales (que son favorables para países emergentes)”, aunque en las últimas semanas el panorama se ha enrarecido como consecuencia de la disputa comercial entre Estados Unidos y China.