(Foto: Bloomberg)
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Las materias primas estarían particularmente expuestas si la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a las lavadoras y los paneles solares extranjeros provoca una guerra de venganza comercial con naciones de todo el mundo.

EE.UU. es tanto un gran importador como exportador de materias primas, y China es uno de sus principales socios. Pekín ha sido señalado por el presidente como especialmente culpable de socavar la industria estadounidense.

Si bien las autoridades chinas han dicho que los aranceles a los paneles solares y las lavadoras correspondían a un "mal uso" de las medidas comerciales, su respuesta hasta ahora ha sido limitada.

A continuación examinamos los posibles puntos críticos en el comercio de los principales bienes básicos entre EE.UU. y China, y cómo podría desarrollarse cualquier posible disputa.

Aluminio
El aluminio chino tiene profundas raíces en EE. UU.: corresponde al 31% de las compras en el extranjero del metal en forma semiacabada. Trump analizará los resultados de una investigación de la denominada Sección 232 a las importaciones presentados este mes por el secretario de Comercio, Wilbur Ross.

El presidente tiene 90 días para responder a cualquier amenaza imponiendo aranceles y cuotas o entablando conversaciones con productores extranjeros para encontrar una solución.

Goldman Sachs Group advirtió esta semana que es "más probable que ocurra a que no ocurra" la imposición por parte de Trump de gravámenes al metal que se usa en todo, desde autos hasta latas, lo que podría aumentar los costos para los estadounidenses.

La firma de Chicago Century Aluminum ha instado a la aplicación de un arancel del 20% al suministro de la mayoría de los países. Si bien la medida beneficia a los productores nacionales, los aranceles serán un riesgo para industrias que van desde los automóviles hasta las bebidas: la cervecera MillerCoors dijo el año pasado que los mayores precios tendrían que traspasarse a los consumidores.

Mientras tanto, las exportaciones chinas del metal siguen creciendo: alcanzaron un récord junto con la producción en 2017.

Acero
Trump también analizará los hallazgos de una investigación de la Sección 232 al acero. Si bien EE.UU. es el mayor importador mundial, no depende tanto de China como en el caso del aluminio.

Las compras estadounidenses en los primeros 11 meses del año pasado fueron de aproximadamente 32 millones de toneladas, con Canadá, Corea del Sur y Brasil como sus principales proveedores. El principal productor del mundo, China, ni siquiera se encuentra entre los 10 primeros vendedores.

Las exportaciones del país asiático se están reduciendo, ya que consume más a nivel nacional, y se estima que es improbable que la disminución se revierta.

La decisión de EE.UU. de aumentar las barreras a la importación tendría un impacto limitado en el mercado global, en tanto perjudicaría a la economía estadounidense al encarecer su acero, según un ejecutivo de un importante productor japonés.

Si bien tales medidas comerciales no representarían un obstáculo significativo para los exportadores chinos, corren el riesgo de alentar a otros países a realizar sus propias campañas proteccionistas, dijo Tomás Gutiérrez, analista de Kallanish Commodities.

Soja
Si China quiere devolver el golpe, la soja podría ser un arma. Eso afectaría a los agricultores en EE.UU., que vendieron US$13.900 millones del bien básico a la nación asiática en 2017.

Mientras que EE.UU. considera a China como su mayor mercado para las semillas oleaginosas utilizadas en pienso animal, las crecientes existencias mundiales y la proyección de cosechas extraordinarias desde Brasil hasta Argentina significan que Pekín tiene una gama de vendedores a los que recurrir en caso de una represalia por las importaciones estadounidenses.

Siguiente en la lista están las importaciones de carne, que fueron el segundo intercambio comercial agrícola más valioso entre EE.UU. y China en 2017, con un valor en torno a los US$ 1,300 millones.

El año pasado, el país asiático reinició las compras de carne de res estadounidense, levantando una prohibición vigente desde 2003 a raíz de la enfermedad de las vacas locas.

En septiembre, la Organización Mundial de Comercio (OMC) aprobó una solicitud de EE.UU. para investigar las cuotas arancelarias de China a productos agrícolas después de que afirmara que las medidas sobre el arroz, el trigo y el maíz perjudicaban injustamente a los agricultores de EE. UU.

La OMC también está investigando reclamos estadounidenses de que el país asiático ofreció un apoyo excesivo a sus propios agricultores.

Petróleo
El auge del shale ha ayudado a EE.UU. a desafiar a Rusia y Arabia Saudita como uno de los mayores productores del mundo, y el fin de una prohibición de cuatro décadas a las exportaciones de crudo significa que su suministro se dirige a naciones de todo el mundo. Y China recibe sus embarques con mayor beneplácito que cualquier otra nación.

Las importaciones de petróleo estadounidense aumentaron casi un 1,500% en 2017, con compras valoradas en unos US$3.200 millones.

Aun así, EE.UU. fue solo el decimocuarto mayor vendedor al principal importador del mundo el año pasado y China tiene una gran cantidad de proveedores desde Arabia Saudita hasta Angola y Rusia que quieren saciar su apetito.

Eso significa que los vendedores de crudo estadounidense saldrían perdiendo ante un cliente apreciado si se impusiera cualquier restricción, mientras que la nación asiática saldría relativamente ilesa.

En el frente del combustible, EE.UU. no tiene mucho que perder. Mientras China ya despacha cantidades récord al extranjero -para gran disgusto de sus vecinos en Asia, donde las importaciones baratas están socavando a las refinerías locales-, por ahora solo una pequeña cantidad llega a las costas estadounidenses.