Las personas ahora prefieren comer en casa. (Foto: GEC)
Las personas ahora prefieren comer en casa. (Foto: GEC)

El 60% de consumidores planea reducir el gasto en restaurantes, en favor de la alimentación en el hogar, incluso después de que se levanten las restricciones asociadas al COVID-19, señaló el Boston Consulting Group (BCG).

Según un estudio realizado por la consultora, a raíz de la crisis por el coronavirus, las personas han gastado más de US$ 2.5 billones en alimentos, a nivel global.

Para subirse a esta ola de consumo, los supermercados y otras tiendas minoristas de alimentos, deben ser los primeros en distinguir las tendencias que persistirán después de la pandemia y tomar medidas proactivas para ganar en el futuro.

“Esto representa una oportunidad para que los minoristas decidan capitalizar el cambio de comportamiento de los consumidores y construyan una presencia rentable y duradera”, señaló Rafael Agudo, managing director & partner de BCG.

Después de la pandemia se espera que los nuevos hábitos alimenticios de los consumidores continúen hasta que se sientan seguros de no contraer el virus y económicamente estables. Estos hábitos involucran que los usuarios continúen cocinando en sus hogares y experimenten nuevos canales, formatos de compra, así como nuevos productos.

“De hecho, se estima que el 60% de los consumidores planea reducir el gasto en restaurantes y aumentar la alimentación en el hogar, incluso cuando se levanten las restricciones de COVID-19”, subrayó el ejecutivo.

Pensando en estos cambios del comportamiento del consumidor post COVID-19, el estudio define seis tendencias:

  • Incremento de los canales de venta en línea. Las tiendas de comida necesitan una estrategia robusta para mejorar su presencia y oferta en línea. Para ello, deben de contar con un sitio web o una aplicación de alta calidad, una logística confiable, una administración de inventario ajustada y un multicanal seguro.
  • Formatos fluidos. Se deben promover estrategias inteligentes como adaptar los puntos de venta más grandes a las necesidades de los clientes locales y desarrollar o adquirir formatos distintivos más pequeños. Independientemente del formato, los supermercados deberán incluir protocolos de seguridad.
  • Actitudes del consumidor hacia marcas y productos. Los minoristas pueden ganar una importante participación en el mercado con el desarrollo o adquisición de etiquetas diferenciadas en nutrición y salud, las cuales encajan con las nuevas preferencias de los consumidores.
  • El cambio de las promociones masivas a específicas. Para hacer frente a los picos de demanda y asegurarse del abastecimiento, los supermercados continuarán simplificando las categorías de productos y reduciendo su intensidad promocional. El resultado sería promociones más específicas, posiblemente orientadas a canales en línea, que consideren las compras y el comportamiento del consumidor.
  • Fortalecimiento de la cadena de suministro. A largo plazo, los supermercados deben fortalecer sus cadenas de suministro para resistir cualquier otra crisis global. Para ello, deberán reasignar sus redes de proveedores para asegurar los flujos de productos. También, deben impulsar el uso de inteligencia artificial y otros sistemas de gestión de datos para analizar las tendencias de los clientes y lo que puede influir en su comportamiento.
  • Aumento de las actividades de fusiones y adquisiciones. Debido a que los supermercados tendrán balances relativamente sólidos en el corto plazo, tendrán la oportunidad de adquirir habilidades, nuevos formatos de tienda, capacidades en línea y grupos de clientes mediante la compra de activos infravalorados. Actualmente, el volumen global de fusiones y adquisiciones ha disminuido entre un 20% y un 30% en todas las industrias, sin embargo, en el segmento minorista es plano.
  • El papel del impacto social. Los supermercados deben continuar incorporando políticas de impacto social que involucren el envío de productos de primera necesidad a los consumidores de forma segura, la contribución a los bancos de alimentos a nivel local y global y la apuesta por la sostenibilidad en sus modelos operativos. Este enfoque generará ganancias tangibles para las comunidades a largo plazo y una ventaja competitiva.

Teniendo en cuenta estas tendencias, los minoristas deben apostar por estas tres medidas para ganar en el futuro:

  1. Reforme los canales de venta. Cree un modelo de comercio electrónico atractivo que pueda operar a escala, con el supuesto de que las ventas en línea podrían crecer hasta un 10% a 15% de los ingresos. Innove en espacios físicos y piense en cómo reasignar el espacio, reducir el tamaño de las grandes tiendas y desarrollar nuevos formatos.
  2. Reimagine las ofertas. Realice cambios en la propuesta de valor para adaptarse mejor a las necesidades cambiantes de los clientes. Esta acción requiere comprender el nuevo comportamiento y construir relaciones más sólidas con los clientes a través de marketing personalizado y etiquetas privadas diferenciadas. Manténgase a la vanguardia de las tendencias cambiantes de forma continua.
  3. Reposicione el negocio. Impulse el crecimiento reasignando recursos que reflejen el comportamiento y las tendencias futuras del cliente. Restablezca costos utilizando un enfoque de página en blanco. Desarrolle capacidades digitales para respaldar las decisiones comerciales utilizando análisis avanzados. Realice fusiones y adquisiciones estratégicas. Mejore la resiliencia de la cadena de suministro y adopte políticas de impacto social y sostenibilidad.