Dentro de sus propuestas en su primer Mensaje a la Nación, el Presidente Pedro Castillo anunció que “el Banco de la Nación deberá estar en capacidad de proporcionar al ciudadano, todos los servicios bancarios disponibles, con tasas de utilidad razonables, que les permitan competir en este mercado con eficacia, pero sin usura”.
En su discurso, dijo que la propuesta busca acabar los abusos de los monopolios, de los consorcios que corrompen y cobran sumas artificialmente elevadas por los bienes y servicios básicos, como ha sucedido con el gas doméstico y las medicinas, o cuando las entidades financieras cobran hasta 200% por créditos de consumo.
En esa línea, el expresidente del Banco de la Nación, Luis Arias, -quien estuvo en el cargo entre el 2018 y el 2020-, señaló a Gestión.pe que lo primero que hay que preguntarse es porqué se desea que el Banco de la Nación empiece a competir en la prestación de servicios bancarios que hoy hace la banca privada.
Indica que la respuesta probablemente es porque en esta prestación de servicio actualmente hay una concentración inadecuada y esa concentración impide que las tasas de interés sean más bajas.
En esa línea, dijo que si bien la intención puede ser correcta -de aumentar como competidor al Banco de la Nación en el mercado- lo ideal sería que se promueva el ingreso de competidores especializados en banca de consumo (banca minorista).
“El Banco de la Nación no es una empresa especializada en la prestación de estos servicios (préstamos de consumo). El Banco de la Nación se origina hace unas seis décadas, a partir de lo que era la Caja de Consignaciones y después de convirtió, durante muchos años, en un ente recaudador de impuestos”, sostuvo.
Préstamos solo en sector público
El exfuncionario señaló que el Banco de la Nación solo tiene participación en el mercado de servicios bancarios en lo que se refiere a préstamos a empleados públicos, en donde el riesgo de otorgar el crédito es bajo porque el propio banco paga la planilla a estos empleados, por lo tanto, puede cobrarse directamente.
“Pero el banco no tiene el personal especializado para evaluar riesgo individual a muchas personas con potencial para obtener préstamos”, aclaró.
De este modo, indicó que si actualmente el mercado está fallando, con el ingreso del Banco de la Nación el Estado fallaría mucho más incorporando a un competidor que no tiene el expertiz necesario para lograr el objetivo que se busca.
“No creo que el Banco de la Nación añada más competencia. Si se quiere una mayor competencia a las mypes, el banco ya lo hace como banco de segundo piso, pero las tasas de interés no logran reducirse. Podría establecerse mecanismos similares al programa Reactiva Perú para subastar fondos, entregar fondos a quienes ofrezcan una tasa de interés más baja al beneficiario final del préstamos”, dijo.
El fin principal
Arias recalcó que el Banco de la Nación no es especializado en otorgar créditos de consumo, por lo que no sería lo más adecuado su participación en el mercado privado de créditos, pues tendrá un participación mínima.
En ese sentido, precisó que el rol principal de esta entidad es promover la inclusión financiera a través de las Cuentas DNI para todos los peruanos, herramienta que aún no es utilizada en el país.
“Por ahí se debe empezar para promover la inclusión financiera, no tanto para que el banco participe en mercado de préstamos. La norma para abrir estas cuentas DNI está disponible, pero el banco no lo implementa. Yo dejé el Banco de la Nación hace más de un año y no se logra concretar la implementación de la Cuenta DNI. Ahora hay un reglamento burocrático y lo que se desea es que el banco abra de manera automática a todos los peruanos para que puedan hacer transacciones“, apuntó.
Entre las transacciones que se podrán hacer a través de la Cuenta DNI una vez esté implementada, explica, son pagos de bonos no solo en emergencias sanitarias como la del COVID-19, sino durante eventos naturales como el temblor ocurrido en Piura en la víspera.
También servirá para la devolución de impuestos por parte de la Sunat, enviar o recibir remesas del exterior y pagar servicios básicos como agua, luz, teléfono e internet.