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Por Andy Home

Los trabajadores sindicalizados de la mina de cobre Quebrada Blanca en Chile abandonaron su trabajo la semana pasada después de que no llegaron a un acuerdo para un nuevo contrato laboral.

Es la tercera huelga de una operación de cobre sudamericana en casi las mismas semanas.

Una huelga de tres semanas de las operaciones peruanas de Southern Copper acaba de terminar, mientras que uno de los sindicatos de la gigante Escondida en Chile realizó un paro de "advertencia" el 23 de noviembre.

Ninguna de estas disputas laborales ha tenido un impacto muy perceptible en el precio del cobre, en parte porque cualquier entusiasmo alcista sobre los fundamentos ha sido contrarrestado por un éxodo masivo de fondos en las últimas semanas.

Los fondos han recortado sus posiciones largas netas en COMEX desde más de 125.000 contratos a comienzos de septiembre a unos 48.384 contratos ahora.

En parte también porque en los tres casos solo se ha involucrado uno de varios sindicatos, lo que permite a los operadores minimizar el impacto en la producción.

Sin embargo, es una señal de la que probablemente sea una característica que defina el mercado el próximo año, ya que habrá una renovación inusualmente alta de contratos laborales.

AÑO DECISIVO
Según analistas de Citi, hay más de 30 contratos laborales, que cubren alrededor de 5 millones de toneladas de suministro de mina que expiran el próximo año, la mayoría en Chile y Perú. ("Global Commodities Focus", diciembre de 2017).

Analistas de Barclays Capital hablan incluso de 38 contratos, que cubren más de siete millones de toneladas, porque incluyen una serie de contratos que expiran este mes. ("Seguimiento de la interrupción del cobre", 12 de diciembre de 2017).

La cantidad de contratos colectivos por renovar es la mayor desde 2010, según Barclays.

"Para ponerlo en contexto, desde 2011 a 2016 la cantidad promedio de suministro en riesgo por disputas de renovación de contratos promedió 1,69 millones de toneladas con un promedio de 12 contratos por renovar", señala el banco.

La lista de posibles paralizaciones incluye a algunas de las minas de cobre más grandes del mundo.

Los contratos laborales de Antamina y Cerro Verde en Perú, con una producción de 430.000 toneladas y 520.000 toneladas el año pasado, expirarán en julio y agosto.

En Chile, la minera estatal Codelco tiene 19 contratos por renegociar en sus divisiones, según Barclays.

Pero la mayor negociación que se avecina es Escondida, con un plazo final es junio.

Segunda vuelta para Escondida
Escondida vivió una huelga de 44 días en el primer trimestre de este año, lo que redujo la producción en 214.000 toneladas, según el operador de la mina BHP Billiton.

La mina es la más grande del mundo y su paralización golpeó a la producción total de cobre de Chile.

La producción nacional cayó un 14 por ciento en el primer trimestre y, si bien el impacto se ha moderado desde entonces, la oferta chilena aún está recuperándose, con un total a octubre un 2 por ciento menor al del año anterior.

La huelga también afectó a la confianza general del mercado, que volvió su atención a una cadena de suministro propensa a las interrupciones, lo que sentó las bases para la posterior alza del cobre en el tercer trimestre en Londres al nivel de 7.000 dólares por tonelada.

Sin embargo, la paralización terminó sin una solución de las diferencias subyacentes entre la gerencia y los sindicatos.

Los sindicatos invocaron una disposición poco utilizada de la legislación laboral chilena, el artículo 369, para extender el antiguo contrato en sus términos actuales.

Lo hicieron porque BHP Billiton no cedió a ninguno de los puntos centrales de la disputa y porque una nueva ley, vigente desde abril pasado, nivela el campo de juego en favor de los sindicatos al obligar a las compañías a ofrecer como mínimo los beneficios del contrato anterior en cualquier nuevo acuerdo.

Desde la perspectiva de los sindicatos, el llamado a terminar con la huelga no fue más que una retirada táctica antes de una nueva batalla este año.

De hecho, las escaramuzas ya comenzaron, a juzgar por el día de protesta en contra de 120 recortes de empleos, que los líderes sindicales ven como una "represalia" por el paro de este año.

El clima político en Chile acaba de cambiar nuevamente con la elección del conservador Sebastián Piñera como presidente.

Pero ante un Congreso chileno dividido y una coalición de izquierda que se ha comprometido a defender el legado de la presidenta saliente, Michelle Bachelet, las posibilidades de que Piñera cambie las nuevas leyes laborales antes de que termine el plazo del contrato a mitad de año de Escondida son escasas.

Amortiguando el golpe
Puede haber uno o dos puntos de conflicto obvios en el horizonte de los contratos laborales, como Escondida, pero nadie sugiere que habrá más de 30 huelgas el próximo año.

Sin embargo, la gran cantidad de renovaciones de contratos generará al menos una corriente continua de titulares alcistas y los analistas ya están ajustando sus cálculos de interrupciones para determinar el balance del mercado de cobre del próximo año.

Lo que plantea la pregunta de qué tipo de colchón existe frente a la posibilidad de problemas de producción por huelgas durante 2018.

Una compensación clave para la producción perdida este año en Escondida fue un aumento simultáneo del suministro de chatarra de cobre, porque los precios más altos incentivaron la liberación de material acumulado durante 2015-2016.

La oleada de chatarra sigue pero está perdiendo impulso.

Si todo sigue igual, debería de haber menos chatarra para amortiguar una posible interrupción en las minas el próximo año.

Sin embargo, el sector de la chatarra de cobre también está en constante cambio y China amenaza con endurecer los controles sobre las importaciones de material de menor ley a fines de 2018.

El consenso es que los flujos de chatarra se ajustarán con el tiempo a las nuevas reglas y el material afectado será desviado a otros países asiáticos para un tratamiento preliminar.

Pero en el corto plazo, lo que Barclays llama "las dislocaciones temporales en la cadena de suministro de chatarra" podrían generar resultados bajistas y alcistas, dependiendo de cómo se desarrolle la prohibición china.

En otras palabras, el suministro de cobre enfrenta el año que viene dos grandes "incógnitas conocidas" en la forma de una posible interrupción de la producción primaria en minas y de partes secundarias de la cadena.

Es la primera la que captará la mayoría de los titulares, un proceso que ya comenzó.

Escondida, donde el sindicato y la gerencia entrarán en conflicto por segundo año consecutivo, parece ser el mayor riesgo de huelga, pero hay al menos otros 30 candidatos potenciales.

Habría que ser valiente para apostar en el mercado a que todos las negociaciones se resolverán sin problemas.