El presidente electo, Alberto Fernández, habla durante su investidura este martes, en Buenos Aires (Argentina). En la sesión de la Asamblea Legislativa -órgano parlamentario que engloba a los senadores y los diputados-, Fernández recibió de su antecesor, Mauricio Macri, la banda y el bastón presidencial y juró el cargo ante la titular saliente del Senado, Gabriela Michetti, antes de que la exmandataria Cristina Fernández hiciera lo mismo como nueva vicepresidenta del país. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
El presidente electo, Alberto Fernández, habla durante su investidura este martes, en Buenos Aires (Argentina). En la sesión de la Asamblea Legislativa -órgano parlamentario que engloba a los senadores y los diputados-, Fernández recibió de su antecesor, Mauricio Macri, la banda y el bastón presidencial y juró el cargo ante la titular saliente del Senado, Gabriela Michetti, antes de que la exmandataria Cristina Fernández hiciera lo mismo como nueva vicepresidenta del país. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

está en “virtual default” y el pago de su deuda no podrá sostenerse “si el país no crece”, dijo el martes el presidente en el Congreso durante el discurso inaugural de su gestión.

El nuevo presidente de Argentina aseveró que su gobierno tiene la “voluntad” de pagar la “insostenible” deuda pública que deja la gestión de su antecesor, Mauricio Macri, pero afirmó que “carece de capacidad de hacerlo”.

“No hay pagos de deuda que se puedan sostener si el país no crece. Tan simple como esto. Para poder pagar hay que crecer primero”, sentenció ante las autoridades del Estado y mandatarios extranjeros que asistieron a la ceremonia de su asunción en el Congreso, en Buenos Aires.

En su discurso de investidura, el mandatario peronista de centroizquierda dijo que impulsará el mercado doméstico para revertir el “atraso social y productivo” de Argentina, que atraviesa una severa crisis económica.

“Resolver el problema de una deuda insostenible no es una cuestión de ganarle una disputa a nadie. El país tiene la voluntad de pagar pero carece de capacidad de hacerlo”, reconoció.

Fernández también aseguró que buscará una “relación constructiva y cooperativa” con el (FMI), que en el 2018 aprobó para Argentina un préstamo de US$ 56,300 millones, y el resto de acreedores, y lamentó que recibe un país “frágil” y “postrado”.

Para el nuevo jefe de Estado, el gobierno saliente tomó “una inmensa deuda sin generar más producción para obtener los dólares para pagarla” y los acreedores tomaron riesgo en invertir en un modelo que “ha fracasado” en todo el mundo.

“El Gobierno que acaba de terminar su mandato ha dejado al país en una situación de virtual default (cese de pagos)”, consideró, y recordó que esta situación le recuerda al “laberinto” con el que se encontró el país en 2003, cuando asumió como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner (2003-2007) y en un momento en el que el país luchaba por salir de la grave crisis del “corralito” de 2001.

Según datos del Gobierno saliente, Argentina acumula una deuda pública total de US$ 314,315 millones -frente a los 240,000 millones de finales de 2015-, de los que casi 44,000 corresponden al préstamo de 56,300 millones del FMI.

“La nación esta endeudada”, sentenció, para reprochar que el país ha sido “rehén” de los mercados financieros internacionales, y es necesario “sortear ese escenario”.

Para poner Argentina “de pie”, añadió que hay que hacerlo con un “proyecto propio” y no con “recetas que siempre han fracasado”, y reiteró que habrá incentivos “para producir y no para especular”. “Va a llevar algún tiempo lograr lo que todos queremos”, afirmó.

Además, Fernández dijo que pretende desarrollar el bloque regional Mercosur y que buscará “construir una agenda ambiciosa” con Brasil, más allá de las diferencias entre los mandatarios.

El presidente brasileño de ultraderecha Jair Bolsonaro no asistió a la asunción de Fernández, con quien ha tenido fuertes entredichos en los últimos meses.

En su largo discurso, Fernández también criticó la alta inflación, que supera el 50 % interanual, el deterioro industrial y de las pequeñas y medianas empresas y que la tasa de desocupación sea la más alta desde el 2006, así como la abrupta devaluación del peso en cuatro años y que se haya retrocedido “más de 10 años” en la lucha contra la pobreza.

“La Argentina no para de achicar su economía”, indicó.

Fuente: EFE y Reuters