Foto 10 | 1. Alemania. el #1 en la lista de los 10 mejores países más modernos, con mayor espíritu empresarial, con mejor calidad de vida, más poderosos, más vanguardistas, para establecer sedes corporativas, más influyentes, con mayor transparencia, con mejor vida ecológica, con mejor educación empresarial, para mujeres empresarias y en general.
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Rara vez una ronda de negociaciones salariales ha concitado tanta atención como la reciente disputa que involucra al sindicato alemán IG Metall. El acuerdo alcanzado en Baden-Wurtemberg con la federación de empleados Suedwestmetall, que incluyó un aumento del 4.3% a partir de abril y el derecho a una semana laboral de 28 horas, es una señal más de que las presiones salariales finalmente están volviendo a la zona euro. Esto es esencial si el Banco Central Europeo pretende cumplir su objetivo de inflación de poco menos del 2%.

El acuerdo marca un cambio respecto de los patrones recientes de fijación de salarios en Alemania. El desempleo ha caído bruscamente, lo que da a los sindicatos un mayor poder de negociación sobre los empleadores.

Los representantes de los trabajadores han explotado esta posición para presionar por salarios más altos, así como mejores condiciones laborales.

Los tiempos de moderación salarial –que caracterizaron la década desde las reformas del mercado laboral de 2002– parecen haber terminado.

El argumento para mayores salarios en Alemania sigue siendo sólido, pero ha evolucionado un poco desde el comienzo de esta década. Durante la década del 2000, los costos laborales unitarios en Alemania crecieron más lentamente que el objetivo de inflación del BCE.

Junto con el euro, esto permitió a Alemania ser mucho más competitiva que sus socios, aunque la productividad solo aumentó modestamente.

Desde 2011, los costos laborales unitarios en Alemania comenzaron a crecer en línea con los objetivos del banco central. Sin embargo, incluso estos aumentos no han sido suficientes para llenar la brecha de competitividad que se ha abierto con otros estados miembro. Para el BCE sería mucho más fácil alcanzar su objetivo, si los costos laborales unitarios en Alemania subieran más rápido que el 2% anual. Esto también ayudaría a Alemania a reducir su superávit de cuenta corriente, que mide el flujo de bienes, servicios e inversión. Si bien ha comenzado a reducirse, todavía es cercano a un 8 por ciento del producto interno bruto.

El acuerdo de IG Metall es complejo, ya que implica una combinación de pagos únicos y aumentos salariales directos. Sin embargo, la mayoría de los economistas creen que aumentará el salario anual en el sector industrial en más de un 3.5% anual para este año y el próximo. Y dado que este acuerdo actúa como punto de referencia para otras negociaciones, se espera que el crecimiento salarial general en Alemania se acelere aún más. El Bundesbank había pronosticado que los salarios subirían un 2.7% en 2018 y un 3.1% en 2019, pero Frederik Ducrozet, economista de Pictet Wealth Management, piensa que las cifras podrían revisarse al alza hasta en medio punto porcentual tras el acuerdo de IG Metall.

Por supuesto, los aumentos salariales podrían haber sido aún mayores si los líderes sindicales se hubieran apegado a sus demandas anteriores de un aumento de 6%.

Sin embargo, prefirieron conformarse con un acuerdo que también les da a los trabajadores el derecho a trabajar solo 28 horas a la semana por hasta dos años. Dado que los trabajadores no serán compensados ​​por las horas que falten, esto es similar a un sistema de horario de trabajo flexible en lugar de un aumento salarial adicional. Las empresas enfrentarán algunas pérdidas de productividad relacionadas con la necesidad de emplear y capacitar más personal, pero en general parecen manejables.

Un problema mayor es el impacto que estos aumentos salariales tendrá en la competitividad de la economía alemana si se mantienen. El problema surge solo si el crecimiento de la productividad alemana permanece lento.

Aquí el recién formado gobierno de la gran coalición tiene un papel que desempeñar, por ejemplo, impulsando el gasto de infraestructura, como pretende hacer, para fomentar la eficiencia de la economía. Alemania puede pagar más a sus trabajadores, pero no puede permitirse hacerlo indefinidamente sin también invertir en crecimiento futuro.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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