Redacción Gestión

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(Bloomberg) En 2004, Luiz Inácio Lula da Silva –entonces presidente de - y 400 ejecutivos hicieron un viaje de seis días a China. La misión era simple: alentar a las compañías a fortalecer los lazos con el país asiático a los efectos de impulsar el crecimiento brasileño.

Una década más tarde, los vínculos entre y China son más fuertes que nunca. El crecimiento interno, sin embargo, se encuentra estancado.

La decisión de Lula de cortejar a China y rechazar los intentos de los Estados Unidos de incrementar el comercio ha derivado en una dependencia del país asiático comprador de materias primas y ha profundizado una declinación de la manufactura.

En mayo de 2004, el mes que visitó China en lo que calificó del "viaje más importante" de su gobierno, los productos manufacturados constituían más de la mitad de las exportaciones de Brasil, mientras que las materias primas eran menos de la tercera parte. Para el mes pasado, los productos industriales habían declinado a 37% y las materias primas habían crecido a casi la mitad.

"Lula nunca va a admitir que cometió un error, pero pienso que si lo analiza comprobará que no sucedió lo que él esperaba", dijo José Augusto de Castro, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil.

La explosión de las exportaciones de ocultó problemas estructurales y de infraestructura que hacen menos competitivo a Brasil, dijo. "Los últimos 10 años fueron una década de oro para el comercio internacional. Brasil nunca tuvo una década similar, pero perdió la oportunidad de concretar reformas".

La oficina de prensa del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil se negó a hacer declaraciones sobre políticas de gobiernos anteriores y mencionó restricciones legales debido a la campaña electoral. La oficina de prensa presidencial derivó las preguntas al Instituto Lula, que tiene sede en Sao Paulo.

Elecciones del 5 de octubreLa declinación de los precios de las materias primas y el debilitamiento de la industria contribuyeron a llevar a Brasil a una recesión en el primer semestre de este año, lo que le resta apoyo a la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, que buscará la reelección el 5 de octubre. Una encuesta de Datafolha que se difundió el 19 de setiembre indicó que Rousseff obtendría el 37% de los votos en la primera ronda electoral, contra un 30% de Marina Silva.

La mandataria tendría el 44% de los votos en una probable segunda vuelta, lo que supone un empate estadístico con Silva, que contaría con el 46%. La encuesta tiene un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales.

El hecho de que las ambiciones de Lula en lo que respecta a la relación China-Brasil no hayan tomado el camino que él esperaba se hace evidente en la experiencia de Embraco. La compañía, una de las mayores del mundo en compresores de refrigeración, que fue adquirida por Whirlpool en 2006, participó junto con Vale, Petróleo Brasileiro y otras empresas en el viaje de Lula a .

En el momento del viaje, Embraco exportaba de Brasil a China. Una década después, las plantas brasileñas de la compañía han dejado de exportar al país asiático y Embraco ha trasladado la mitad de su producción al exterior, dijo Reinaldo Maykot, vicepresidente de Marketing y Negocios.

Las 'limitaciones' de Brasil"La compañía opera en Brasil desde hace más de 50 años, de modo que sabemos qué limitaciones tenemos que enfrentar", dijo Maykot en entrevista telefónica desde la sede de la compañía en Joinville, Brasil. "Nos concentramos en estar cerca de los mercados en cada continente, de modo tal de asegurarnos de crecer en otras regiones".

Embraco no es la única empresa que ha interrumpido exportaciones. Desde 2008, el año anterior a que China desplazara a los Estados Unidos como mayor socio comercial de Brasil, la cantidad de compañías locales que exportan a otros mercados ha declinado 10%, mientras que los importadores aumentaron un 52%, dijo Castro, de la Asociación de Comercio Exterior.

Fibria Celulose SA, la mayor productora de celulosa del mundo, que tiene sede en Sao Paulo, tomó en 2005 la decisión de dejar de producir papel en Brasil debido a la ventaja competitiva de China, dijo el máximo responsable ejecutivo, Marcelo Castelli, en una entrevista en la oficina de Bloomberg en Sao Paulo.

"La dinámica competitiva es la siguiente: nosotros exportamos celulosa a China, que luego exporta su papel a Brasil y es mucho más competitivo que el papel que se produce aquí", dijo al mencionar los elevados costos de infraestructura y la ventaja de la mano de obra barata china como factores de su decisión.

La estrategia de LulaLula asumió en 2003 con la promesa de impulsar una economía asfixiada por tasas de interés de referencia de 25% y una inflación de 13%. En un primer momento, su estrategia funcionó, y Lula presidió en 2010 el mayor ritmo de crecimiento del país en 25 años, con una expansión del producto interno bruto de 7.5%.

Diluvio actualLa elección de Lula también inició una era de disputas comerciales con los Estados Unidos como consecuencia de desacuerdos respecto de la ayuda agrícola. En su discurso de asunción en enero de 2003, Lula aseguró que impulsaría la relación con China al tiempo que combatiría los "escandalosos" subsidios agrícolas.

En abril de 2004, en la cumbre anual de agricultores de Ribeirao Preto, Brasil, Lula anunció: "Ahora haremos el que tal vez sea nuestro más importante: iremos a China".

El error de Lula no fue concentrarse en China, sino no invertir los dividendos del auge de las materias primas para mejorar las carreteras, los puertos y los trenes del a los efectos de permitir una economía diversificada, dijo Kevin P. Gallagher, un profesor de políticas globales de economía y desarrollo de la Universidad de Boston.

"Brasil puso demasiados huevos en la canasta de China", agregó. "Había que aprovechar el momento en que la demanda y los precios eran altos y ahorrar esa abundancia para los días lluvia, y en la actualidad diluvia".