Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Enmarcados en cuatro grandes categorías, el banco HSBC, identificó a los 10 principales riesgos que pueden impactar a los mercados a lo largo del próximo año, según un artículo publicado por el diario chileno Pulso.

La primera categoría incluye a los problemas que podrían generarse por la incertidumbre sobre el plan de estímulo de la Reserva Federal de Estados Unidos. Según , la FED podría pecar de optimista y empezar con el "tapering" antes de que la economía norteamericana consolide su recuperación.

También podría ocurrir que el banco central norteamericano se vea obligado a incrementar su plan de estímulo, incrementando la liquidez de los mercados, con los riesgos que ello implica.

El tercer riesgo tiene que ver con un posible repunte de la inflación en que al menos por momento no se aprecia, pero que podría manifestarse en el futuro.

Según el HSBC, el cuarto riesgo tiene que ver con un aterrizaje forzoso de la economía de China, la cual esta vez no podría ser mitigada por el crédito expansivo, ya que ahora es regulado por Beijing.

Siguiendo con Asia, la entidad advierte también que Japón podría requerir nuevos estímulos lo que podría provocar inestabilidad financiera. Cabe destacarse que los estímulos monetarios en Japón han provocado un debilitamiento del yen frente al dólar.

El sexto riesgo tendría que ver con una posible crisis en los países emergentes ante un endurecimiento de las condiciones financieras globales.

Según el reporte de Pulso, HSBC advierte además del riesgo de que no se apruebe en febrero próximo el techo de deuda en Estados Unidos. Ello puede repetir la crisis política que se vivió en octubre pasado en la mayor economía del mundo

El octavo riesgo es la deflación que podría registrarse en los países desarrollados, con encabezando la lista. El noveno riesgo es un eventual desplome del precio del petróleo, que sería bueno para los consumidores, pero que tendría graves consecuencias en los países productores.

El último de los riesgos viene por una reequilibrio de mala forma en la eurozona. Si bien Alemania ostenta un amplio superávit comercial, situación distinta a la de sus socios en el bloque, una menor demanda de productos alemanes por parte de los países emergentes podría terminar reduciendo dicho superávit, aminorando además el ritmo de la recuperación de Berlín, la cual viene siendo impulsada por su sector exportador.