Coherencia: vivir como se piensa
Hace unos días me reuní con más de diez colegas, muchos de ellos ahora padres. Durante la conversación, les hice una pregunta directa:
¿Sus hijos han llevado algún curso completo en el colegio donde se les enseñe a preguntar?
Me refería a un curso diseñado específicamente para desarrollar el pensamiento crítico, la curiosidad y la capacidad de formular buenas preguntas. Coincido con la visión de muchos filósofos: la capacidad intelectual de una persona puede medirse por la calidad de las preguntas que formula.
La respuesta fue clara: no. Quizás dentro de algunos cursos se aborden pinceladas de estos temas, pero no existe, al menos en la mayoría de los casos, un espacio dedicado exclusivamente a enseñar a los niños a preguntar, reflexionar y pensar por sí mismos.
Esto me dejó pensando durante varios días. Muchos de estos niños estudian en colegios con excelentes recursos, infraestructura moderna y docentes capacitados en muchas partes del mundo . Sin embargo, la formación del pensamiento sigue siendo una gran deuda en nuestra educación.
Decimos que valoramos la educación, pero no siempre actuamos en consecuencia.
Hablamos de pensamiento crítico, pero rara vez lo enseñamos de manera sistemática.
Afirmamos que queremos ciudadanos reflexivos, pero no creamos espacios para cultivarlos.
Por eso sostengo con más fuerza que nunca: hay que vivir como se piensa.
Porque los valores que no se practican, se diluyen.
Porque los niños aprenden más del ejemplo que del discurso.
Y porque no podemos enseñar a pensar si no vivimos con coherencia.
Un abrazo,
Diego Noreña