Por Tim Culpan y Alex Webb(*)
Para Samsung Electronics Co., la respuesta fue 180 billones de wones (US$ 161,000 millones). Para Apple Inc. fue US$ 350,000 millones.
La pregunta era: ¿cuánto va a aportar a su economía local? Pero para los equipos de finanzas de los gigantes de los teléfonos inteligentes, también podría haber sido: ¿cuál es el número más grande que puede improvisar para impresionar a los políticos?
Samsung anunció con fanfarria el miércoles que planea gastar esos 180 billones de wones en los próximos tres años, casi tres cuartas partes del total en Corea del Sur. Apple dijo en enero que "aportará" US$ 350,000 millones a la economía de Estados Unidos en los próximos cinco años.
El anuncio de Samsung se produjo unos días después de que el vicepresidente y líder de facto Jay Y. Lee se reunió con el ministro de Finanzas, Kim Dong-yeon, en una fábrica de chips, informó Bloomberg News. Se describió como un "apoyo" a los esfuerzos del presidente Moon Jae-in para apuntalar una economía en desaceleración.
Para ambas compañías, sin embargo, esas cifras imponentes son algo rutinarias. El año pasado, Samsung registró 43 billones de wones en gastos de capital para seguir construyendo sus fábricas de chip, pantallas y teléfonos. Se desembolsaron otros 17 billones de wones en I+D para desarrollar las tecnologías para esas fábricas. Son 60 billones de wones en gastos. Y 60 x 3 = 180.
La mayor parte de los desembolsos se harán en el país. Tampoco sorprende. Mientras que Samsung se ha expandido al exterior, Corea del Sur todavía alberga la mayoría de sus fábricas e ingenieros de investigación.
En cuanto a los 25 billones de wones que la compañía gastará en futuras tecnologías como AI, 5G, electrónica automotriz y biofarmacéutica: de nuevo, no es sorpresa. Estas áreas son el futuro de la tecnología global, por lo que tiene sentido poner dinero en ellas.
Los analistas esperaban que el gasto de capital de Samsung disminuyera ligeramente el próximo año, pero la compañía ha aumentado constantemente el gasto en I+D. Como mucho, ha mantenido los desembolsos constantes.
El anuncio de enero de Apple se presentó como una respuesta a la reforma tributaria del presidente Donald Trump, que redujo el impuesto a las empresas que repatrien el capital que mantienen en el extranjero.
Al escudriñar las cifras se observa que solo US$ 30,000 millones del total está destinado a gastos de capital; el resto va a un pago de impuestos único y compras de componentes a proveedores.
De esos US$ 30,000 millones, un tercio se destinará a los centros de datos que Apple bien podría haber necesitado de todos modos. Se espera que el gasto de capital total del fabricante del iPhone ascienda a US$ 72,000 millones en los próximos cinco años.
Dado que casi las tres cuartas partes de sus empleados están en Estados Unidos, eso podría sugerir que gasta proporcionalmente menos en el país que en cualquier otro lugar, y mucho menos que los US$ 350,000 millones que anunció.
Estas compañías tienen la influencia económica de estados nacionales. También tienen la sagacidad de los políticos al presentar sus mensajes para lograr la máxima repercusión.
(*) Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.