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Según el informe de la Asociación de Bancos del Perú (Asbanc) hasta el mes de octubre se concluyó que el índice de morosidad promedio en el 2018 alcanzó el 3.14 %. Esta cifra supera el ratio de morosidad bancaria que se cerró en el 2017 con 3.04 %, la cual ya registraba su pico más alto desde el 2005.

¿A qué llamamos morosidad crediticia?
La morosidad crediticia se da cuando una persona, empresa o corporación solicita un crédito a una entidad financiera, se compromete a una modalidad y fecha de pago; sin embargo, no cumple con el acuerdo previsto. Históricamente este problema financiero ha sido uno de los factores principales dentro de crisis bancarias que han terminado en quiebra.
Esta situación se presenta porque la morosidad no solo ataca a las entidades financieras en el aspecto de solvencia; sino de rentabilidad. Es decir, al realizar préstamos y no obtener un retorno del dinero y sus intereses, en muchas ocasiones estas instituciones se ven en la obligación de hacer uso de sus utilidades para solventar su incapacidad de devolución de depósitos pertenecientes a sus otras carteras de clientes.

Realidad problemática del Perú.
El Perú es un caso bastante particular en América Latina. Según un estudio realizado por IPSOS, en la actualidad alrededor del 41 % de adultos de 18 a 70 años del Perú urbano es cliente de algún banco, caja o financiera. De acuerdo a un estudio realizado por el Banco Mundial en el 2014, solo dos de cada 10 peruanos contaban con una cuenta bancaria. Según un informe de la Asbanc, el tercer trimestre del 2017 el 35.93 % de los peruanos formaba parte del sistema financiero. Es decir, ascendimos a casi cuatro de cada 10 peruanos haciendo uso un producto bancario actualmente.

Pese a que la curva de bancarización ha sido ascendente debido a los diversos proyectos y planes de inclusión financiera ejecutados por diferentes instituciones y entidades, aún se puede afirmar que más del 50 % de la Población Económicamente Activa (PEA) del Perú no bancariza sus ingresos. Por otra parte, el porcentaje de peruanos que ya hace uso de los productos y servicios de entidades financieras son, relativamente, nuevos en materia de bancarización y finanzas.
La reciente inserción colectiva al mundo bancario, sumado a ello el desconocimiento sobre temas financieros por la mayor parte de la población, en muchas ocasiones origina el uso incorrecto o poco estratégico de los servicios y productos que ofrecen las entidades financieras; lo que causa desbalances económicos en familias y empresas.

Morosidad en CIFRAS.
Según los informes realizados por la Asbanc hasta octubre del 2018 la morosidad en los créditos a las familias y créditos hipotecarios mostraron un comportamiento ascendente en la mayoría del año.
En enero, la morosidad bancaria se ubicó en 3.12 %, en comparación a diciembre del 2017 se superó por 0.08 puntos porcentuales. Los tipos de crédito que aumentaron notoriamente en porcentaje de morosidad este mes, fueron: medianas empresas, pequeñas empresas, consumo e hipotecarios.

En febrero, la morosidad bancaria llegó al 3.24 %, esta cifra se alcanzó por complicaciones en el sector construcción. Los conocidos casos de corrupción habrían influido en la mayor tasa de impagos de los créditos corporativos y grandes empresas.
En marzo, abril y mayo; se observó un descenso en los índices de morosidad ya que el sector construcción pudo regularizar sus pagos, por lo que esto benefició porcentualmente a diversos tipos de créditos. Sin embargo, en abril y mayo los créditos de consumo e hipotecarios fueron en ascenso variando una suma de 0.03 a 0.11 puntos porcentuales.

En junio se observó un incremento en el índice de morosidad respecto al crédito otorgado a pequeñas empresas y microempresas, de 0.09 y 0.19 puntos porcentuales, respectivamente, situándose en 9.40 % y 3.81 %.
En los meses de julio y setiembre se observó un porcentaje de morosidad estable, en julio alcanzó el 3.18% para en septiembre descender a 3.07 %. Los créditos a mediana empresa presentaron un aumento porcentual en morosidad en julio del 0.42 puntos, sumando a 7.85%.
Para octubre el índice de incumplimiento para los créditos de consumo aumentó 0.03 puntos porcentuales sumando a 3.08 %. En tanto, en los créditos hipotecarios se incrementó en 0.12 puntos porcentuales a tasa mensual a 3.02 %. La morosidad total reportó en octubre un incremento de 0.03 puntos porcentuales y se ubicó en 3.10 %.
Finalizando el año, hasta el mes de octubre se puede concluir que lo del máximo reportado en índices de morosidad en el 2018 fue de 3.23 % y de la morosidad promedio en el presente año hasta octubre, alcanza el 3.14 %. Cifra que ya supera el ratio de morosidad bancaria que Asbanc cerró en el 2017 con 3.04 %, registrando ya su pico más alto desde el 2005.

Morosidad en América Latina
En mayo del 2018, el Banco Central de Reservas del Perú (BCRP) publicó un Reporte de Estabilidad Financiera del 2017 en el que establece la comparación de los indicadores de morosidad en América Latina. Teniendo en cuenta que los reguladores del sistema financiero de los diversos países utilizan diferentes metodologías para calcular el grado de morosidad, se utilizó como único criterio la cartera con atrasos mayores a 90 días y el acceso a información en los portales de internet de sus respectivos entes supervisores.
Al establecer esta comparación entre países como Argentina, Colombia, Chile, Brasil, Guatemala, Panamá y Perú; se determinó que el promedio de morosidad entre estos países en el 2017 fue del 2.5 %. Al contrastar este promedio con el obtenido al presente año hasta el mes de octubre con 3.14 % de morosidad, se observa que existe un excedente considerable.

Partiendo desde estas dos aristas, la primera es que la curva de morosidad no resulta ser alarmante; sin embargo, presenta mayoritariamente un constante ascenso. Segundo, aún existe un 59% de la PEA de zonas urbanas que por diferentes motivos, no bancariza sus ingresos. Brindando educación financiera a la población sería posible reducir estos porcentajes de morosidad tanto en pequeñas empresas como créditos de consumo e hipotecarios. Asimismo, atraer a ese 59% de población de zonas urbanas a que inicie un proceso de bancarización de sus recursos monetarios.


MONEDEROsmart, una propuesta para la educación financiera
es una propuesta realizada por  y  , dos empresarios que comparten un objetivo, implementar una plataforma digital que informe sobre aspectos de economía y finanzas de forma dinámica en el Perú y en el resto de América Latina. Estos jóvenes alemanes decidieron iniciar este proyecto social en nuestro país debido a que observaron un crecimiento constante en la economía nacional pese a la inestabilidad política que se experimentó en los últimos años.

El propósito principal es brindar información financiera tanto básica como compleja a través de esta plataforma digital y que todos tengan acceso libre a ella. Aunque diversas instituciones y entidades se encuentran también en este camino de impulsar la educación financiera, no se ha logrado una promoción completamente exitosa. Una evidencia de ello es el reciente estudio de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) en el cual se afirma que menos del 5% de la población peruana tiene conocimientos financieros, por ejemplo sobre lo que es una tasa de interés. Por ello este proyecto se implementará adicionalmente con estrategias de marketing digital y social media para poder llegar a su público objetivo, el cual se segmentará en personas de 18 a 60 años de edad que generen ingresos y cuenten con acceso a la red.

MONEDEROsmart abarcará todos los segmentos socioeconómicos, ya que según la Encuesta Residencial de Servicios de Telecomunicaciones (Eresel) que realizó el Osiptel en el 2016, detalló que entre los años 2012-2016 el número de familias que accedió a un smartphone aumentó en 500 %; es decir, cuatro de cada seis hogares contaron por lo menos con un teléfono inteligente. Incluso un dato interesante es que la tasa de posesión de smartphones se duplicó en los segmentos D y E. En base a estas cifras han podido identificar esta oportunidad que ofrece el mundo digital para educar financieramente en nuestro país y América Latina.

De esta forma buscan fomentar el uso responsable de la cartera de servicios de entidades bancarias y así evitar manejos incorrectos del dinero que conlleven a incumplimientos de pago y por consiguiente, el alza de tasas de morosidad.

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