(Foto: Difusión / IATA)
(Foto: Difusión / IATA)

Por: María Eugenia Yábar, socia del Estudio Olaechea
se ha convertido en uno de los principales protagonistas en los medios y desafortunadamente no por algo bueno. Su accionar ha caído desde hace ya unos años en un sobreproteccionismo que nos hace ver que desconoce principios fundamentales y el mercado que fiscaliza. Un claro ejemplo es la reciente decisión sobre el ingreso de alimentos a los cines. Si bien éste es uno de los casos que ha dado mucho de qué hablar, este actuar del no es reciente, se viene dando en diferentes ámbitos e industrias, una de las más afectadas es la industria aeronáutica.

Según datos de la IATA, la aviación en el Perú da origen a casi 70,000 puestos de trabajo y si sumamos el turismo son unos 200,000 más, significando un 2.1% del PBI por el servicio de transporte aéreo y de los turistas que arriban por esta vía.

Indecopi en la investigación y sanción de oficio por retrasos o cancelaciones de vuelos por mantenimiento no programado demuestra un preocupante desconocimiento de la industria y de la seguridad como elemento prioritario en la operación de un vuelo. La prevención y gestión de riesgos debe priorizar la seguridad operacional. Así lo entienden los pasajeros quienes en caso de retrasos sustentados en seguridad no han interpuesto queja alguna siendo Indecopi la que sanciona como si fuera posible evitar que un pájaro abolle el fuselaje o que el granizo retarse la salida de un avión.

En la evaluación de los retrasos o cancelaciones, resta valor probatorio a los informes técnicos presentados por las aerolíneas, aun cuando éstos son emitidos bajo supervisión de los inspectores de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). Así, la DGAC en su labor de fiscalización y supervisión, asigna a cada aerolínea un Inspector Principal de Operaciones y un Inspector Principal de Mantenimiento, ambos, funcionarios encargados de supervisar las operaciones de la aerolínea y de su área de mantenimiento, esta última encargada de emitir los informes.

Indecopi ha excluido pronunciamientos emitidos por la propia DGAC donde se señala que los casos de mantenimiento no programados obedecen a causas imprevisibles que califican como caso fortuito. Indecopi no los considera prueba plena pues no reconoce que en esta industria la seguridad es sinónimo de idoneidad. Personalmente prefiero llegar viva a puntual.

Mientras organismos del Estado buscan incrementar la inversión en el país, el Indecopi les juega en contra sancionando a los actores del mercado de forma innecesaria y con un gran desconocimiento de la industria que investiga. Lo último que queremos como país, es generar un impacto negativo en quienes tienen los ojos puestos en el Perú para invertir y esperemos que el Indecopi no se convierta en un promotor indirecto de ello. Como señaló Jorge Faurie, Canciller Argentino, “El proteccionismo no sirve, Argentina lo probó y nos dejó más pobres”.

El intervencionismo es negativa no sólo a nivel país, sino, sobre todo, a nivel internacional.