(Foto referencial: Produce)
(Foto referencial: Produce)

China ha caído con fuerza en su industria de falsificación de renombre mundial. Bazares que ofrecen relojes, zapatos y bolsos falsos han sido demolidos en los últimos años. Una nueva ley a partir del 1 de enero promete castigar a los minoristas en línea con hasta 2 millones de yuanes (US$ 296,000) en multas por vender productos falsos en sus plataformas.

Pero los , que siguen siendo los más prolíficos del mundo, ya han modificado sus negocios al retirarse a espacios en línea aún más privados. Muchos de los mejores farsantes del país ahora están vendiendo sus productos a través de redes de mensajería social como WeChat, de Tencent Holdings. Primero, comercializan sus ofertas a nivel local y a nivel global en plataformas como Instagram o Tik Tok, de ByteDance. Luego, los compradores hacen su pedido y pagan a través de aplicaciones de mensajería privadas. Se podría decir que tales transacciones son "de amigo a amigo" y no comercio electrónico como lo define la nueva ley.

Hoy en día, un bolso Saddle negro de imitación puede costar alrededor de US$ 255 en una red de medios sociales chinos. Eso es una décima parte del precio real de US$ 3,250, pero aún más cara que el promedio de los bolsos que venden en la calle. Se ve y se siente real: un cuero suave y mantecoso con el peso de un verdadero bolso de lujo. Y llega en solo uno o dos días, dentro de la supuesta caja grabada, la cinta roja y el certificado de autenticidad de Dior.

La y su creciente capacidad para aprovechar las redes sociales globales ha dejado a Pekín batallando para eliminar bienes de lujo falsos. Pese a que los ricos de China son cada vez más importantes para las casas de moda, la mayor parte de sus consumidores permanece en el exterior: bombardeados por la comercialización de artículos que nunca pueden pagar y ansiosos por imitaciones más asequibles.

"La disparidad de ingresos entre la diversa población de China implica que los productos de menor precio, incluidos los acusados de ser falsos, probablemente no perderán su mercado en China en el corto plazo", dijo Fan Yang, profesor asistente en la Universidad de Maryland, que escribió un libro sobre falsificaciones en China.

Guerra comercial
Las dificultades para erradicar la falsificación de productos de lujo muestran los desafíos que enfrenta Pekín en las negociaciones en curso de la guerra comercial mientras intenta asegurar a Estados Unidos que puede abordar el robo de propiedad intelectual, un reclamo clave de compañías extranjeras.

De acuerdo con la firma de investigación Frontier Economics, el comercio global de falsificaciones pasará de US$ 461,000 millones en 2013 a US$ 991,000 millones para 2022, que incluye productos de lujo, productos de consumo y varias otras categorías, como productos farmacéuticos. China y Hong Kong son, por lejos, la mayor fuente de falsificaciones exportadas, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos.

Eugene Low, socio de la firma de abogados Hogan Lovells en Hong Kong, espera que la nueva legislación de China motive aún más a las empresas de comercio electrónico a intensificar sus esfuerzos.

Aun así, las áreas grises de la nueva legislación podrían hacer que los falsificadores sigan explotando las lagunas. "La forma en que se aplicaría la ley no estaría clara en este momento", expresó Pedro Yip, socio de la consultora Oliver Wyman.